jueves, junio 28, 2007

Israel-Jordania II

Nos levantamos a las 7 porque estaba previsto que el guía llegara entre 8,30 y 9. Mientras Quiosquera tomaba una ducha, Dalr puso la televisión. TVE Internacional.
- En un atentado en la franja de Gaza, tres solados israelíes…
- ¡Niño apaga la tele que si lo oye mamá tenemos que volvernos desde aquí!

Desayuno a las 8 y a esperar. Las 9, las 9,30, las 10… El guía no llegaba. Se me acercaron los de la ventanilla de Madrid.
- Esto no funciona.
- Eso parece.
- Yo creo que ustedes deberían coordinarse mejor.
- Yo estoy coordinado; los que no lo están son los de Transrutas.
- ¡Ah, usted no es de la empresa! Como vi que le dieron el visado…
- Sólo soy un sufrido turista al que le ha tocado ser depositario de la visa.
- Anoche no nos dieron habitación hasta las 5 y media de la mañana. Decían que no teníamos reserva. Hemos viajado mucho y jamás nos había pasado esto.
- ¿Y por dónde han viajado?
- Europa, Estados Unidos…
- Esto es un país árabe y funciona de otra manera. Habremos de tener paciencia.

Wali apareció a las 11 menos cuarto. Pidió disculpas por el retraso. La agencia no le había informado del cambio de horario en el vuelo. Según el programa nosotros deberíamos haber llegado aquella tarde y no la noche anterior. Wali nos informó de que nos llevaban al hotel Philadelphia y teníamos todo el día libre.
- ¿Cuándo vamos a Petra entonces? –dijo el de la ventanilla de Madrid.
Hubo que explicarles que eso quedaba para mañana, que el viaje se había adelantado en casi un día y que para empalmar con lo previsto hoy teníamos recreo.

En todas las excursiones colectivas que hemos hecho, los grupos suelen ser homologables unos con otros: despistados que no se enteran de nada durante el viaje, gilipollas que van de guais, enteradillos, palurdos hartos de migas que viajan porque está de moda y, siempre, alguna persona que aporta sensatez al grupo. En este caso, la sensatez la ponía el Químico de Sarriá.
- Si a la gente le parece bien podríamos alquilar el autocar y que nos lleven a ver algo fuera de programa.
Wali dio dos alternativas: Castillos del desierto o Mar Muerto, Monte Nebo, Madaba. Optamos por la segunda opción.
Salimos en busca del autocar. ¿Auto qué? Furgoneta tipo DKW con 16 plazas disponibles. El grupo lo formaban 16 turistas, Wali y el conductor. Pero las plazas no se veían antes de subir al vehículo. Como siempre, apenas se abrió la puerta de acceso al “microbús” la gente se tiró como loca en busca de un buen asiento, normalmente uno con amplio campo de visión. Como estas cosas me suelen sacar de quicio, Quiosquera, Dalr y yo hace tiempo que firmamos tácitamente el acuerdo de subir los últimos. Cuando subimos, claro, sólo quedaba un sitio libre para tres. Le tocó a Dalr (por supuesto, era el que clavaba los muelles en el culo). A Quiosquera la acomodaron (¡ja!) en una banqueta y Wali me cedió su asiento al lado del conductor y con visión panorámica. Él fue alternando entre sentarse en el pasillo o sobre el freno de mano.

Apenas habíamos dejado atrás Ammán cuando vimos el primer campamento palestino: un kilómetro cuadrado de tiendas verdosas y mucha gente en semiactividad: los hombres sentados, fumando y charlando y las mujeres perdiendo el culo de acá para allá. Wali nos explicó que los campos de refugiados se montaron a partir de la Guerra de los Seis Días y que, al principio, había tropecientos pero que los palestinos se habían puesto chulos y el rey Hussein se había visto obligado a quitárselos de en medio.
Uno de los entendidos del grupo, el de Girona, dio réplica.
- Los campos de refugiados empezó a montarlos Abdullah en Cisjordania, después Hussein anexionó el territorio ocupado para crear Jordania y cuando la ONU le cortó la fuente de los dineros echó a los palestinos.
Wali no respondió.

Llegamos al Mar Muerto con un calor insoportable. Y eso que el conductor del microbús había puesto el aire acondicionado mediante la acción de bajar el cristal de su ventanilla. En unos vestuarios nos calzamos los bañadores y fuimos a probar cómo sentaba eso de bañarse a cuatrocientos y pico metros bajo el nivel del mar y sin bucear. La primera sensación fue que el agua parecía aceitosa y muy espesa. La segunda, la constatación de que la parte menos densa del cuerpo humano es el culo: nadando de espaldas todo iba de maravilla pero si se intentaba nadar en posición digamos normal, el culo se elevaba por encima del agua con el consiguiente hundimiento de la cabeza.
Y los turistas haciendo de guiris: la consabida fotito leyendo el periódico sentados en el agua. Nada tendría de extrañar que fuese aquí, en lugar del Lago de Tiberíades, donde Jesús anduvo sobre las aguas. Dalr lo hizo al revés: desde el agua, y con sus pies en primer plano, fotografió la playa.
La salida del agua tuvo su miga. El aparato ortopédico, expuesto al sol, se había calentado y cuando me lo coloqué pude notar cómo el pellejo chirriaba. Al levantarme, un par de gotas de agua cayeron sobre la punta del zapato; al llegar a los vestuarios se habían transformado en sendos montoncitos de sal.

Camino del Monte Nebo recorrimos un paisaje que me recordó el Desierto de Tabernas. La carretera era sinuosa con barrancos profundos a la derecha. Las mujeres empezaron a rezar por lo bajo y el conductor pisó un poquito el acelerador; ahora ya no rezaban, les dio por gritar. Como queda dicho, yo iba en primera fila y cada vez que enfilábamos una curva me veía colgado sobre el precipicio. No grité, los pabullos me lo impedían.
Tras unos kilómetros de marcha abandonamos la carretera y continuamos por el lecho seco de un torrente (rambla) bajando y subiendo barrancas. En una de ellas la DKW se caló. Nuevos gritos. El morete del volante, descojonado de risa, maniobró y nos sacó del hoyo.
Empezamos la ascensión del monte. A ambos lados de la “carretera” se levantaban alambradas.
- Por cuestiones de religión, el Monte Nebo es lugar estratégico –comentó Wali-. Al otro lado de las alambradas los campos están minados por si a los judíos se les ocurre intentar conquistarlo.

Arriba hay una basílica levantada dónde, se dice, está enterrado Moisés. En el replano que hay a la entrada se levanta la Serpiente Cruzada: una culebra enroscada en un bastón que recuerda lo putas que lo pasaron los israelitas en su peregrinación por el desierto expuestos a las picaduras de las serpientes. Es el actual símbolo de las farmacias.
En el interior, ruinoso, los suelos están cubiertos de mosaicos de artesanía. Unas vigas superpuestas permiten andar por encima de lo que queda de esta maravilla sin que los turistas acaben por destrozarlos.
Desde la cúspide del Monte Nebo, dicen, se puede ver hasta Jericó. El polvillo del desierto nos impidió ver cualquier rastro de civilización.

Aterrizamos en Madaba, Mádaba o Madba (en pronunciación Waliana). Lo primero es lo primero y, como eran las 4 de la tarde pasadas, nos fuimos a comer. Era un chiringuito a las afueras del pueblo y algunos empezaron a arrugar la nariz. La verdad es que nuestras pituitarias están poco acostumbradas al olor de comidas muy especiadas pero tampoco era para tanto. Y mucho menos cuando atacamos el cordero. Cada cual puede opinar del mundo árabe lo que le parezca pero, en lo que respecta al borrego, lo manejan como nadie. A pesar de que algunos comieran con la boca en hueco.

La Iglesia o Basílica de San Jorge no tiene nada de maravilloso. Si no contamos, claro, el famoso mosaico que representa un mapa antiguo de Palestina. A decir de Wali el “maba” más antiguo que se conoce. Ante una reliquia como aquella se te ponen los pelos de punta cuando ves el desgaste sufrido por el paso del tiempo y cómo, tanto guía como turistas, lo siguen pisoteando. Para verlo mejor. ¡Eso le dijo el lobo a Caperucita!

Nos alojamos finalmente en el Hotel Philadelphia. Uno ha pateado un poco el mundo y se ha alojado en hoteles de distintas estrellas-categorías pero, hasta ahora, jamás estuve en ninguno que superase a este hotel de Ammán en la calidad y abundancia de su self service.

¡Qué casualidad! Los de la ventanilla de Madrid (ahora sabíamos que venían de La Rioja) no tenían reserva de habitación.

lunes, junio 25, 2007

Genios de la política

A medida que cumplo años voy cambiando mis convicciones. Producto de la inmadurez, supongo. Por poner un ejemplo: hasta hace 15 o 20 años pensaba que para llegar lejos en política había que ser muy inteligente y estar muy preparado; luego concluí que no, que los políticos eran imbéciles que, como no valían para otra cosa, los metían en la cosa pública. Vuelvo a cambiar de parecer: son genios incomprendidos a los que los tertulianos mandan al tribunal de la inquisición. Sólo que Galileo, un suponer, tras retractarse delante del tribunal siguió pensando lo mismo (Eppur si muove) y estos ni se retractan ni se mueven.

El 30 de mayo, en primera página, ADN publicaba: Montilla relaciona bona vida i abstenció. El president creu que el benestar desmobilitza el vot.
O sea, que casi el 40% de la población no ha ido a votar en las pasadas elecciones municipales porque vive de maravilla y, digo yo, sabe que gane quien gane va a seguir viviendo de maravilla.
Luego, en un programa de televisión local, veo cómo se ha distribuido la abstención por distritos: Sarriá, Sant Gervasi, Pedralbes y toda la zona alta de Barcelona ha tenido mucha menos abstención que los barrios obreros de Sant Martí, Nou Barris o Ciutat Vella. Algo así como si en Madrid los pobres del barrio de Salamanca hubiesen ido a votar en bloque para mejorar sus condiciones económicas, mientras que los del Pozo del Tío Raimundo optasen por la abstención porque estaban disfrutando de su chalet en la sierra.
Un genio.

La última la oí en la radio: los mozos de escuadra multan a un camionero en Girona porque el permiso para transportar materiales peligrosos que mostró estaba en catalán y la única lengua oficial del estado español es el castellano. Si analizamos un poco el hecho, dado que a los mozos los forma la Generalitat, habremos de concluir:
· La normativa esgrimida es falsa. Es seguro que el mozo no actuó al libre albedrío sino según sus conocimientos. O lo han enseñado mal o aprobó sin saber.
· La normativa es verdadera. El mozo actuó correctamente pero alguien redactó el permiso en cuestión (indudablemente alguien de la administración). Y lo redactó en contra de la ley.

En ambos casos la actuación de mozo y conductor es correcta: cada uno esgrimió los argumentos que el estado les había dado. Digo yo que la multa la tendría que pagar el estado y al genio político responsable mandarlo frente al tribunal de la inquisición. A lo mejor así si muove algo de una puñetera vez en España.

martes, junio 19, 2007

Israel-Jordania I


Desde 1967 (Guerra de los Seis Días) tenía ganas de conocer Israel y su entorno pero, no siendo un dechado de valentía, tuve que esperar casi 30 años en cumplir mis deseos. Durante unos años estuve al día de los follones en Jerusalén (intimada, autonomía de Gaza y Jericó…) hasta que consideré que la tensión en la zona había bajado y, sólo entonces, nos liamos la manta a la cabeza y elegimos un combinado Jordania-Israel.

Como siempre me preparé el viaje a conciencia y, como siempre, aproveché para leer algo sobre historia, religión y costumbres de los países que iba a visitar. Los problemas los tuve en religión. Me costó enterarme de similitudes y diferencias entre Pentateuco, Torá, Talmud y Cábala y confieso que acabé haciéndome un lío entre chiítas, fatimitas y sunitas y los cuatro califas que, al final, resultaron ser tres.

Pero el tema al que más tiempo dediqué fue a los evangelios canónicos y a los apócrifos. De los canónicos tenía un librillo en mi casa, que no leí porque consideré que con lo que sabía ya tenía bastante. Pero sí profundicé en los apócrifos (hasta que me cansé de leer). Muchos de ellos se empeñaban en describirnos la vida de Jesús niño y no tenían mucho interés; por el modo en que presentaban al protagonista, soberbio y vengativo, era lógico que la Iglesia los rechazara. Pero había otros que, inexperto en teología, no entendí el motivo para que no subieran a los altares. En el prólogo de la edición que me compré se describían tres versiones de cómo se habían elegido los evangelios verdaderos.
· Reunidos los padres de la Iglesia, invocaron al Espíritu Santo. Cuatro palomas entraron por una de las ventanas y se posaron sobre los cuatro evangelios que conocemos.
· Colocados todos los evangelios conocidos sobre una mesa, se invocó al Espíritu Santo y cayeron al suelo los falsos.
· Los padres de la Iglesia colocaron sobre una mesa los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y gritaron: “Si no sois los evangelios verdaderos caed al suelo”. No cayó ninguno.

Estaba previsto salir de Madrid el sábado a medio día pero, a última hora, el viaje se adelantó al viernes a las 10 de la noche. Pasamos el día en la capital y, claro está, acabamos viendo los mismos cuadros de siempre en el Museo del Prado. A media tarde tomamos un taxi para el aeropuerto.
- ¿De dónde vienen ustedes?
- De Barcelona.
- Del Barça ¿no?
- No.
- No me digan que son del Real de Madrid porque los bajo aquí mismo.
- Soy del Betis pero usted me lleva al aeropuerto pasando por las puertas del Bernabéu.
- Bueno, Betis y Atleti son como hermanos en el espíritu deportivo.

En el aeropuerto nos dieron la documentación de viaje. Faltaba el visado pero la señorita de la ventanilla nos aseguró que llevábamos visado colectivo y que nos lo darían en el aeropuerto de Ammán. A nuestro lado dos parejas tramitaban los mismos papeles. Habían cogido el viaje dos días antes y no estaban muy enterados de cómo funcionaba el invento. Los dejamos con sus pesquisas.

Al pie del avión hubimos de reconocer nuestras maletas. En aquella época era lo normal viajando a países limítrofes con Israel. No subía ni una maleta al avión si el propietario no volaba con ella.

En Ammán, al salir del gusanito, nos esperaba un morete con el visado. Un papel escrito a máquina con el nombre de los pasajeros. Los cuatro últimos iban añadidos a mano.
- ¿Quién es jefe expedición? –preguntó el moro.
Silencio. Nos miramos unos a otros.
- Uno de ustedes tiene que ser jefe.
- Yo mismo –dije.
Me dio el papel que nos pedirían en todos los pasos fronterizos de Jordania y al salir del país.
- ¿Por qué has salido voluntario? –me preguntó Quiosquera.
- Porque si yo tengo el papel nosotros saldremos. Ya verás como los demás nos cuidan.

Entre retrasos y cambio horario llegamos al hotel a las 3 de la mañana. Y eso que era un hotel al lado del aeropuerto porque el definitivo no lo tendríamos hasta el día siguiente. En recepción vimos a las dos parejas de la ventanilla de Madrid discutiendo con el recepcionista y el morete. Hicimos mutis por el foro.

martes, junio 05, 2007

Piropos


Las mujeres granadinas, las de mi época al menos, son de las que contestan a los requiebros. Si el piropo les ha gustado, se vuelven y lo agradecen con una luminosa sonrisa. Si no les gusta, se vuelven igualmente y dicen:
- ¡Tonto poyyas!

Mi amigo John Smith presumía de ligón y de tener el piropo adecuado para cada moza en cuestión. Y si creía que había tenido chispa, durante 15 días teníamos piropo en desayuno, almuerzo y cena.

El día de autos acabábamos de tomar café en un barecillo de la Carrera de San Jerónimo, Tendilla de Santa Paula. De vuelta a la habitación que teníamos alquilada nos cruzamos con dos chicas. Al llegar a nuestra altura, una de ellas tosió y a John le vino la inspiración.
- Nena, tengo un supositorio que corta la tos en seco.
Con parsimonia la nena se volvió.
- Pónselo a tu puta madre.

Silencio mortal. Hasta hoy, ni él ni yo habíamos hecho referencia al suceso.