martes, junio 05, 2007

Piropos


Las mujeres granadinas, las de mi época al menos, son de las que contestan a los requiebros. Si el piropo les ha gustado, se vuelven y lo agradecen con una luminosa sonrisa. Si no les gusta, se vuelven igualmente y dicen:
- ¡Tonto poyyas!

Mi amigo John Smith presumía de ligón y de tener el piropo adecuado para cada moza en cuestión. Y si creía que había tenido chispa, durante 15 días teníamos piropo en desayuno, almuerzo y cena.

El día de autos acabábamos de tomar café en un barecillo de la Carrera de San Jerónimo, Tendilla de Santa Paula. De vuelta a la habitación que teníamos alquilada nos cruzamos con dos chicas. Al llegar a nuestra altura, una de ellas tosió y a John le vino la inspiración.
- Nena, tengo un supositorio que corta la tos en seco.
Con parsimonia la nena se volvió.
- Pónselo a tu puta madre.

Silencio mortal. Hasta hoy, ni él ni yo habíamos hecho referencia al suceso.

1 comentarios:

A las 16/6/07 20:24 , Anonymous Anónimo ha dicho...

no sé si uds tambien conocen el proverbio: "a quien dije lo que quiere oye lo que no quiere"...:)

 

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