Señora María
La señora María es oriunda de un pueblecillo de la costa alpujarreña. Hija de pescadores, trabajó desde que se sostenía en pie, ya cuidando de otros niños más pequeños, ya acarreando cántaros de agua desde la fuente. Con eso conseguía ayudar en su casa puesto que el pago por su faena consistía en un cacho de pan y un poco de engañifa. No era suficiente. Apenas cumplió 13 años, su madre le preparó el hatillo y la mandó para Barcelona. Un par de bragas y una bata porque, cuenta ella, sus tetillas todavía no daban para sostenes (coletillos los llamaban en su comarca).
La señora María aprendió a leer y escribir lo justito para defenderse. Todo lo que sabe, y sabe mucho, lo fue aprendiendo a fuerza de tropezones y fracasos en la universidad de la vida. Es el alma y el motor de su familia, la que empuja a los hijos a aprender y mejorar, la que se pone negra si a alguno de ellos le faltan arrestos en determinadas ocasiones… La señora María, a pesar de su poco saber aprendido de libros, es más lista que el hambre. Se las ve venir y siempre se encuentra preparada. Es optimista por todos los demás aunque ello la lleve a veces a la depresión.
La conocimos cuando Quiosquera estaba embarazada, hace la friolera de 31 años, y desde entonces hemos mantenido el contacto. Con ella tenemos una relación muy especial, mezcla de amistad y admiración. Porque si tuviera la preparación necesaria y se dedicara, sería al político que yo votaría.
Cuando se pone a contar anécdotas podríamos estar horas escuchándola sin asomo de aburrimiento. Tiene el proyecto de que Dalr escriba sus memorias pero Dalr, de momento, no está por la labor. Todo llegará. A modo de avanzadilla relataremos aquí alguna de sus vivencias y patinazos.
Ella sabe que le falta refinamiento y se esfuerza en recordar y utilizar las palabras finas que escucha en la tele aunque, muchas veces, las cambie de sitio. No ha mucho, recogía su bolso para regresar a casa.
- Quiosquero, estoy preocupada.
- ¿Qué le pasa?
- Mi hija mayor. Estuve el otro día en el médico con ella y le mandó haserse unas pruebas…
- ¿Qué tiene?
- No lo sé. Me parese que le ha detectado un quiste en los testículos…
La señora María es de las que recapacitan y la siguiente vez que nos vimos aclaró la conversación.
- Me parese Quiosquero, que el otro día te dije…
- Ya la entendí, señora María, quiso decir que su hija tiene un quiste en los ovarios.
- Pues eso. Menos mal que tú me entiendes.
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