La R.A.E. y el sexismo
Leía hace unas semanas la columna de Lucía Echevarría en ADN titulado Feminazis y machistófeles. Era una crítica a la Real Academia Española de la Lengua por un supuesto sexismo en la definición de las palabras y se centraba en la palabra “puta”: mujer pública. Y argumentaba que un hombre público es un personaje importante mientras que no se aplica el mismo rasero cuando se trata de una mujer.
La señora Echevarría se equivoca. Eso era así hasta hace algún tiempo. Hoy el diccionario de la R.A.E. define la palabra puto-a como “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”.
No tiene mayor importancia. El fondo del artículo, en mi opinión, lo que trataba de demostrar es que hay sexismo en el lenguaje. Y es verdad pero no por culpa de la R.A.E., que se limita o debe limitarse a recoger el lenguaje de la calle, trasladar las palabras nuevas al diccionario y redefinir las que tengan una nueva acepción, sino de quienes hablamos. Son muchos años hablando de una determinada manera para cambiar de golpe. Pero vamos cambiando. ¡Y lo que nos falta…!
Creo, sin embargo, que estamos sacando las cosas de quicio. Me he referido otras veces con ironía al discurso de los políticos cuando lo hacen interminable a base de repetir continuamente lo de: diputados y diputadas, hombres y mujeres, andaluces y andaluzas, compañeros y compañeras, ciudadanos y ciudadanas… Si por no hacer sexismo hemos de hablar así, estamos apañados.
Observo que la R.A.E. ya ha admitido “jueza” como mujer que desempeña el cargo de juez pero a mí, cada vez que oigo la palabreja, se me ponen los pelos de punta. Y no es que me moleste que una mujer sea ser juez, es que la palabra me suena despectiva. No hay problema con abogada, maestra directora, doctora, licenciada… Y son profesiones que los varones han ocupado casi en exclusiva.
El mismo repelús que me produce jueza lo siento al oír hablar de sargenta, tenienta, coronela o generala. Menos mal que todavía no se oye decir soldada o caba.
No soy filólogo pero tengo entendido que hay palabras sin género. Que se escriben y pronuncian igual, independientemente de que sea masculino o femenino. Sobre todo si se trata de adjetivos. A nadie se le ocurre decir que una mujer es fiela o que un varón es ebanisto o pianisto de profesión.
Estamos meando fuera de tiesto. La discriminación de género (otra que tal baila; yo había estudiado que las cosas tienen género y los animales sexo) no la vamos a arreglar con el lenguaje. Hay que arreglarla con hechos.
Tengo un amigo, se confiesa feminista, que cuando está en la cola del pescado y preguntan:
- ¿La última?
Se vuelve y contesta:
- El último.
Yo, que soy machista (eso dice Quiosquera y, si ella lo dice, es verdad), alguna vez que me han preguntado en la cola del pan:
- ¿La última?
He contestado:
- Servidor.
La señora Echevarría se equivoca. Eso era así hasta hace algún tiempo. Hoy el diccionario de la R.A.E. define la palabra puto-a como “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”.
No tiene mayor importancia. El fondo del artículo, en mi opinión, lo que trataba de demostrar es que hay sexismo en el lenguaje. Y es verdad pero no por culpa de la R.A.E., que se limita o debe limitarse a recoger el lenguaje de la calle, trasladar las palabras nuevas al diccionario y redefinir las que tengan una nueva acepción, sino de quienes hablamos. Son muchos años hablando de una determinada manera para cambiar de golpe. Pero vamos cambiando. ¡Y lo que nos falta…!
Creo, sin embargo, que estamos sacando las cosas de quicio. Me he referido otras veces con ironía al discurso de los políticos cuando lo hacen interminable a base de repetir continuamente lo de: diputados y diputadas, hombres y mujeres, andaluces y andaluzas, compañeros y compañeras, ciudadanos y ciudadanas… Si por no hacer sexismo hemos de hablar así, estamos apañados.
Observo que la R.A.E. ya ha admitido “jueza” como mujer que desempeña el cargo de juez pero a mí, cada vez que oigo la palabreja, se me ponen los pelos de punta. Y no es que me moleste que una mujer sea ser juez, es que la palabra me suena despectiva. No hay problema con abogada, maestra directora, doctora, licenciada… Y son profesiones que los varones han ocupado casi en exclusiva.
El mismo repelús que me produce jueza lo siento al oír hablar de sargenta, tenienta, coronela o generala. Menos mal que todavía no se oye decir soldada o caba.
No soy filólogo pero tengo entendido que hay palabras sin género. Que se escriben y pronuncian igual, independientemente de que sea masculino o femenino. Sobre todo si se trata de adjetivos. A nadie se le ocurre decir que una mujer es fiela o que un varón es ebanisto o pianisto de profesión.
Estamos meando fuera de tiesto. La discriminación de género (otra que tal baila; yo había estudiado que las cosas tienen género y los animales sexo) no la vamos a arreglar con el lenguaje. Hay que arreglarla con hechos.
Tengo un amigo, se confiesa feminista, que cuando está en la cola del pescado y preguntan:
- ¿La última?
Se vuelve y contesta:
- El último.
Yo, que soy machista (eso dice Quiosquera y, si ella lo dice, es verdad), alguna vez que me han preguntado en la cola del pan:
- ¿La última?
He contestado:
- Servidor.
8 comentarios:
Lo mismo podría decirse de los "azafatos". Lo jodido es que desde que hay hombres desempeñando esta labor se les llame asistentes de vuelo. Una lengua, como la mayoría de expresiones culturales, define al pueblo que la usa. Nuestra lengua (y no sólo la nuestra, pero es de la que estamos hablando) es machista no porque las lenguas tengan ideología sino porque se ha desarrollado en una sociedad machista. Pero además es xenófoba, etnocentrista y, a veces, bastante cabronceta.
Personalmente soy de la opinión que, salvo en casos de auténtica barbaridad, debemos dejar a la lengua como está y centrarnos en mejorar su uso y, sobre todo, el modelo de sociedad que refleja. A mi no me parece que decir jueza ayude a las mujeres. Lo que las ayuda es que en las oposiciones a juez tengan exáctamente los mismos derechos que los hombres. El día que a un mismo trabajo y responsabilidad le corresponda un mismo salario, independientemente del sexo, la orientación sexual, la etnia, la religión o el aspecto físico, entonces estaremos en condiciones de atacar el tema del lenguaje. Hacerlo antes es desviar la atención de lo realmente importante.
jajaja! qué bueno el final!
Real como la vida misma, aberrón.
La lengua será sexista, pero la RAE lo es más. En el diccionario de la RAE, si buscas la entrada femenino/a, el sinónimo que ofrece es 'débil'. Qué raro, si fuese así, ninguna mujer querría ser femenina, todas querríamos ser masculinas (masculino = 'fuerte', según la RAE). He preguntado a muchas personas qué entienden por 'femenina' y me han dado sinónimos mucho más convincentes: 'elegante, sexy, guapa, educada, refinada'. Estos sinónimos no los he encontrado en ningún diccionario. Eso no es sexismo intencionado? Porque, desde luego, aquí no es culpa de la lengua.
En mi opinión, jueza sería correcto si existiera juezo, lo mismo que doctor, cuyo femenino, de quererse decir, sería doctriz. Aplicando la ley del máximo esfuerzo, que es lo políticamente correcto al parecer, deberíamos tener idiotos e idiotas, imbécilos e imbécilas, socialistos y socialistas.
Chapó.
Estamos delirantes ya con estos asuntos del género. Palabras como "concejala", "jueza", "jefa" o "presidenta" son fruto de una estructura mental SEXISTA que acepta que el cargo debe diferenciarse por el sexo. ¿Hay algo más igualitario que hablar de "Juan es concejal" y "Luisa es concejal"? Lo discriminatorio es inventarse una palabra nueva para las mujeres. Además, desde el punto de vista intuitivo, "concejal", "juez" o "presidente" son palabras que no acaban en "o" y por tanto atribuirlas en exclusiva al sexo masculino es irracional.
Además, si se admite esa diferencia, ¿por qué no emplear "concejalo", "juezo", "presidento" o "jefo" cuando hablamos de hombres?
¡Cuánto daño han hecho las pajines y las bibianas, señor!
El juez es feliz, la jueza es feliza.
Ni la palabra fiel ni la palabra feliz son sustantivos. Son adjetivos y por lo tanto no tienen género. Cuando se trata de sustantivos sí deben ser escritos de acuerdo al género. No hay que ser tan machista. Estamos en el siglo 21.
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