De agua va
Advertencia
Hablo de un tema del que no tengo puñetera idea. Como el 90% de los cristianos. La diferencia estriba en que soy uno de los pocos que sabe de su ignorancia y es capaz de reconocerla.
Hace unos años estuvo muy de moda hablar del agujero de la capa de ozono y todos sabíamos cuáles eran los factores causantes del desastre. Un verano vi en televisión una entrevista que le hacían a Manuel Toharia, hombre del tiempo durante bastante tiempo, con motivo de unas jornadas que se celebraban sobre el tema en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander y entendí que los legos lo mejor que podemos hacer es escuchar y callar. Venía a decir que los científicos extranjeros se acojonaban (él, más fino y educado, utilizó otras palabras) al oir opinar a los españoles con tanta seguridad sobre las causas que provocaban el agujero. Causas que ellos, científicos, sólo barajaban como hipótesis.
Han cambiado los tiempos. Aunque se sigue hablando del agujero, ha sido superado por el efecto invernadero, el cambio climático, la creciente desertización y la escasez de agua. Los políticos, cómo no, intervienen y empiezan a tomar medidas. En estos días se baraja la posibilidad de encarecer el agua.
Cuando después de la guerra del Yom Kippur estalló la crisis del petróleo, nuestros gobernantes nos dijeron que nosotros no tendríamos problemas de abastecimiento gracias a la tradicional amistad de España con los árabes. Esto duró un tiempo. No sé si fue Barrera de Irimo, Villar Mir o algún otro Ministro de Hacienda, el que anunció la subida del “precio fiscal” de la gasolina para obligar a los españoles a consumir menos. Meses después, el mismo ministro nos informaba que, debido a la disminución del consumo de carburantes, Hacienda había ingresado menos de lo previsto lo que obligaba a una nueva de la gasolina.
Lo del agua me huele igual tanto a nivel pseudocientífico como político.
Todos sabemos lo del efecto invernadero, sus causas y sus repercusiones. Sabemos que el clima está cambiando, que el planeta se calienta y hasta qué tierras se inundarán a medida que los polos se derritan. Lo más urgente es resolver la falta de agua. El gobierno propugna la subida del precio para los que pasen de un determinado consumo. Los ecologistas proponen suprimir los campos de golf. La primera opción todavía no tiene muchos adeptos entre los consumidores pero no tardará en que nos expliquen que la medida afectará a los ricos que no podrán llenar de agua sus piscinas. La aceptación de la segunda es casi unánime: se gasta mucha agua regando los campos y al golf sólo juegan los ricos.
Demagogia.
Plan hidrológico.
Desde que tengo uso de razón, es decir, desde que me dieron la primera hostia, he sufrido y oído hablar de la falta de agua. He visto las colas de cántaros esperando turno junto a la fuente del pueblo de la que apenas manaba un hilillo de agua, he escuchado a los labradores renegar porque la tanda de riego les tocaba a las 3 de la mañana, a Franco le llamábamos Paco Ranas porque siempre salía en el NO-DO inaugurando pantanos, los gobiernos de la democracia continuaron construyendo embalses... Y se empezó a hablar del Plan Hidrológico Nacional. Después de muchos años, el gobierno de Aznar presentó un PHN y fue criticado por activa, pasiva y perifrástica. Personalmente, no me gustaba el plan porque sólo “garantizaba agua a la cuenta mediterránea hasta Almería pero dejaba de lado a Castilla la Mancha, Andalucía y Extremadura. Daba igual. El nuevo gobierno se lo cargó de un plumazo sin ninguna alternativa. Podríamos decir que necesita tiempo para estudiar esta alternativa, pero la Leal Oposición al Gobierno de su Majestad no debería estar sólo para decir NO a todo lo que proponen los que gobiernan. Deberían, creo, oponerse siempre que tengan algo mejor que ofrecer al país. Es cierto que es más fácil decir que el huevo está podrido que ponerlo pero pagamos a los parlamentarios para que pongan huevos, no para que los asienten sobre el escaño.
De una forma u otra, seguimos padeciendo escasez de agua y no se ve que, a medio plazo, se vaya a solucionar. El gobierno baraja la solución fácil: subir precios.
Hagamos demagogia.
Según uno va leyendo por ahí, entre el 65 y el 69% del agua se utiliza para regar y entre un 15 y un 18% se pierde por deterioro de las conducciones. En el mejor de los casos, sólo el 20% del agua se emplea en beber, en higiene, en regar jardines, en llenar piscinas… Si pudiésemos eliminar las pérdidas, la disponibilidad subiría hasta un hipotético 35% y, a lo mejor, no haría falta subir el precio. O subiría para financiar las obras y luego ya no habría problemas.
No sé cuanta agua se gasta en regar los campos de golf pero no creo que suprimiéndolos se solventase el problema, amén de los ingresos que tales campos proporcionan. Cuando más de media Europa está cubierta de nieve, en Almería, Málaga, Cádiz o en la misma Barcelona, el clima es propicio para la práctica de este deporte y los jugadores que nos visitan no suelen ser “pelaos”. Se dejan pasta. Leí en una ocasión una entrevista al alcalde de Roquetas de Mar en la que le preguntaban sobre el tema. La frase está sacada de texto y de contexto por lo que se puede interpretar como chulería: “Con los ingresos que generan los campos de golf, el Ayuntamiento podría permitirse el lujo de regarlos con Agua de Lanjarón”. ¿Qué la frase, leída a palo seco, es una bestieza? Sí. ¿Qué es verdad? También. Los campos de golf son una mina de oro para los ayuntamientos en donde se ubican.
Y puestos a prohibir, por la misma regla de tres, habría que suprimir el riego de los estadios de fútbol, de los jardines públicos y privados y hasta las macetas de los balcones. Ya visitaríamos Londres, Viena o Moscú para disfrutar del colorido veraniego.
En cuando al agua para higiene y consumo no creo que se pueda ahorrar mucho en el consumo. Habría que ahorrarlo en higiene. Los ricos se seguirán duchando porque tienen dinero suficiente para aguantar la subida. Seremos los menos pudientes los que tendremos que apechugar con el ahorro. Durante muchísimos años, los españoles hemos tenido fama, quizá bien ganada, de guarros (recordemos que los castellanos tildaban a Fernando el Católico de sarasa porque se bañaba una vez al mes). Ahora resulta que gastamos más agua que nadie. Y si no nos lavamos ¿lo que ahorramos en agua no tendrá que gastarlo la Seguridad Social en combatir epidemias?
Imagino la cara de mi podólogo cuando le ponga la pata en la boca después de un mes sin lavarme.
Es demagogia.
4 comentarios:
Tema chungo este del agua y el del bombardeo con el cambio climático. No niego la importancia de estos asuntos, pero me parece que hay también demasiado oportunismo e instrumentalización política de temas que son de por sí lo suficientemente dramáticos sin necesidad de que nadie los use para enfrentarnos.
No tengo piscina, no me baño sino que me ducho, no puedo tener un grifo abierto mucho tiempo porque me entra cargo de conciencia, y como la cisterna se sale... tengo la llave de paso cerrada con lo que si viene a mi casa y necesita desahogar acuerdese de abrirla nada mas entrar en el baño y volver a cerrarla antes de salir.
Ciertamente la única manera que veo de no gastar más agua sería dejar de poner lavadoras, ducharme, fregar el piso... y eso no señor, que yo soy digna hija de mi madre.
Felicidades por los blogs. He aprendido mucho sobre los kioscos
Gracias, yure, por leernos.
Contra lo que pueda parecer estoy por ahorrar toda el agua que haga falta y la salud nos permita,pero me toca mucho las narices que las únicas soluciones que se apliquen sean el encarecimiento de los productos.
En casa yo soy algo descuidado pero si dejo un grifo abierto más tiempo del necesario, ahí está Quiosquera para darme el trón de orejas. Y estoy aprendiendo.
Saludos.
Así está el tema, quiosquero. Yo en mi ignorancia pienso que la cosa viene a ser un tercio demagogia, un tercio mala gestión y un tercio oportunismo politico.En román paladino, somos el país con menos agua de la comunidad europea, el país con el agua más barata y el país que más agua gasta de la C.E. Yo no sé como solucionar el asunto pero si nuestros políticos no dejan de tirarse los trastos a la cabeza y se aprietan de una vez los machos y cogen al toro por los cuernos me veo bañando a mi chiquillo con fanta de naranja de aquí a pocos años.
Un saludo.
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