jueves, noviembre 27, 2014

Blas de Lezo


Leo en El País Digital que “el monumento a Blas de Lezo enfrenta a Madrid y Barcelona”. No conozco al individuo y me adentro en la Wikipedia para subsanar la deficiencia.
Blas de Lezo fue un marino vasco que se hizo a la mar con 12 años y pasó su vida en un barco hasta que la peste acabó con él en Cartagena de Indias. Parece ser que sus contemporáneos lo reconocían mejor por sus motes de Patapalo y Mediohombre, sobrevenidos a causa de sus circunstancias físicas personales. Inició su carrera en la armada de Luis XIV y a la edad de 15 años ya se había visto en graves refriegas contra los buques ingleses. En defensa de los intereses del que sería Felipe V de España, participa en la Guerra de Sucesión española y lucha contra los anglosajones frente a Vélez-Málaga; la batalla acabó de forma exitosa para el bando Borbón, si bien Blas de Lezo recibió un cañonazo que le mandó la pierna izquierda a freír espárragos; lo que quedó de ella se la tuvieron que amputar “sin anestesia” (Wikipedia dixit). Al cabo de un año volvió al mar y empezó a hacer honor a su físico: Patapalo.
En 1706 se le ordena que aprovisione a los “sitiados en Barcelona” (Wikipedia dixit otra vez). A base de ingenio sortea la vigilancia británica y lleva a cabo su misión con éxito. En la defensa de Tolón un cañonazo inglés arranca un esquirla y se la empotra en el ojo izquierdo, con lo cual queda tuerto de ese lado. La pérdida del ojo quedó compensada con el ascenso a Teniente de Guardacostas.
Un año más tarde se vuelve a enfrentar con los ingleses; los españoles de Blas abordan con arrojo las naves enemigas y acojonan a los británicos. La victoria le supone el ascenso a Capitán de Fragata.
Finalmente, el 1714 participa en el asedio a Barcelona y el 11 de septiembre, al acercarse imprudentemente a la costa, recibe un balazo que le deja inútil el brazo derecho. Con 25 años, Blas de Lezo navega por los mares cojo, tuerto y manco (Mediohombre).
A partir de ahí su historia no tiene trascendencia para nuestra pequeña historia; baste decir que participó en alguna refriega en el Mediterráneo y que el grueso de su carrera la hizo en el Caribe, destacando en la defensa de Cartagena de Indias, donde con una flota sensiblemente inferior a la enemiga reventó a los británicos, los cuales no levantaron cabeza hasta la batalla de Trafalgar. Ahí devolvieron a España la moneda.

En base a su participación en el 11 de septiembre de 1714, algún político barcelonés ha exigido la retirada de la estatua que Madrid erigió al marino vasco. La alcaldesa Botella se niega tajantemente a complacer a los catalanes.
“Homenajear al cómplice de la pérdida de nuestras libertades, de la prohibición de nuestra lengua y un largo etcétera, no nos parece de justicia, ni digno de admiración”, se queja Joan Laporta.
“¿Qué dirían si Barcelona homenajeara a una persona que hubiera bombardeado Madrid?” se lamenta, Joaquim Forn (CiU).
¿Saben los señores Laporta y Forn que en Barcelona hay una calle que se llama 26 DE GENER DE 1641 (BATALLA DE MONTJUÏC) que, tal vez, podría ofender a los españoles? ¿Está previsto cambiarle el nombre?