viernes, septiembre 11, 2015

La finca

Después de una cena ligera a base de pescado y marisco, caminábamos por Sitges en dirección a la calle del Pecado. Como siempre, las mujeres iban delante hablando de sus cosas, y los hombres, ¡cómo no!, nos situábamos tres pasos más atrás hablando de fútbol. Oí las palabras de Nuria:
- Mi marido es Del Campo y, por tanto, yo soy señora Del Campo.
Me adelanté.
- ¿Ramón es del campo?
- Sí.
- ¡Anda, pues como yo!
- ¿Tú también te llamas Del Campo?
- No. Yo me llamo Linares pero soy del campo. Más que San Isidro.

Y es verdad. Aunque de plantas cultivables y animales domésticos no sé nada, me crié entre gallinas y maizales, marranos y hortalizas, burros y trigales, conejos y paratas, y borregos y lentiscos.
Alguna vez llegué a ir con mi padre al campo a aclarar maíz, plantar huerto o sembrar habichuelas, por supuesto bajo la vigilancia de un mayor que me impidiese armar un destrozo, y, más tarde,  a llevarle las migas al campo a Garbancito, ya que mi madre estaba en la creencia de que de esta manera comería algo mejor. De animales sé menos que de plantas; mis conocimientos se reducen a un jamón colgado detrás de la puerta de la cocina, y a las longanizas y morcillas colgadas de sus correspondientes cañas en la cámara. Y una vez que quise torear la cabra de mis abuelos… y terminé contra el zócalo de la pared y un picotazo en el occipucio que sangraba de mala manera.

Aun así, por las venas me circula savia de tomates y pepinos, pimientos y berenjenas. Tanto, que me he comprado una finca y la he metido en labor.
La finca consta de tres bancales: el superior lo he plantado de tomates, el de en medio lo estoy utilizando para el cultivo de pimientos y berenjenas y, finalmente, en el inferior tengo un buen surtido de lechugas, cogollos de Tudela y espinacas.
Apenas estoy en el primer año de cultivo y ya estoy pensando en ampliar el terreno, y es que en los bancales no tengo espacio para darle la vuelta al tractor. En realidad, la finca es un poco reducida: a ojo de buen cubero, le calculo unos 7.500 cm2. Suficientes para cumplir el objetivo de plantar, regar y, sobre todo, observar cómo crecen, florecen y dan fruto las 3 plantas que cultivo de cada clase. Cuando acabe septiembre y deje la huerta en barbecho hasta la próxima primavera, me apuntaré a cobrar el PER y echaré la solicitud para que me paguen la subvención de la UE a las agricultura.