lunes, junio 20, 2011

Cuando lo legal no es justo

Aunque mis simpatías deportivas no han sido ni leales ni inquebrantables, no puedo negar que empezaron pronto. Fue mi vecino y amigo Federico quien me inició en el tema hablándome de Carmelo, Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Ni que decir tiene que mi amigo era hincha del Atlético de Bilbao. Hasta Terremito, futbolista, boxeador y vendedor de canarios (como a él le gustaba definirse), me llamaba Gainza cuando me veía tras una pelota.

Mi tendencia vasca se torció por mor de mi tío Manolo, seguidor del Madrid de las cinco copas de Europa. En la radio oí por primera vez los nombres de Kopa, Di Stéfano, Puskas, Rial, Gento… Y, claro, me hice del Madrid; como mi tío.
No duró demasiado esta inclinación. En 1961 el Barcelona de Suárez y Kubala perdía la VI Copa de Europa ante el Benfica y, por primera vez, vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Madrid, se pitorreaban. Y un año más tarde sucedió lo propio con los protagonistas cambiados: el Madrid perdía la VII Copa de Europa ante el Benfica y vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Barcelona, se pitorreaban.

No me iban a mí tales cachondeos ni tales sufrimientos; lo que yo quería es disfrutar viendo jugar al fútbol al margen del resultado. Mi padre, suscrito al IDEAL de Granada y con la esperanza puesta en una quiniela de 14, coleccionaba el cuadernillo deportivo de la edición del martes y fue ahí donde aprendí las alineaciones habituales de los clubes de primera y segunda división. Hasta que un día tropecé con la frase que me hizo ver la luz en el deporte: Viva er Betih manque pierda. He ahí la afición pura; el amor al balón por el balón y el apego a unos colores independientemente de quien marque el gol. Me forcé a ser simpatizante del equipo de Heliópolis a pesar de que sólo me sonaban un tal Rogelio y Otero, aquel portero que llegó a pararle un penalti al mismísimo Kubala. Y, que nadie se llame a engaño, me convertí en un seguidor del Betis, que ha disfrutado enormemente con las 2 UEFA Europa League que el Sevilla ha conseguido para su palmarés.

En la temporada 65-66, el Granada le ganó la promoción al Málaga y se plantó en primera división. Yo aprobé la Reválida Superior y ascendí al Preuniversitario con sede en Granada. Socio de general en el Estadio de los Cármenes y jaleando a Ñito, Lorenzo, Almagro, Miguel, Eloy y Vicente, puse al Granada al frente de mis preferencias. Y mire usted por donde, el final de temporada se cerró con una eliminatoria de promoción Granada-Betis. Había que decidir de qué lado decantarse; me quedé en medio: pasase lo que pasase, mi equipo favorito lucharía por hacerse un hueco en primera, y mi otro equipo favorito lucharía por el ascenso. Corazón partío durante el tiempo que el Granada estuvo entre los grandes. Luego el Granada se fue al purgatorio y el Betis se transformó en el Currobetis, un equipo capaz de arrasar al Milán e irse a segunda en una misma temporada.

Este año, tanto Betis como Granada vuelven a la primera división y volveré a tener el corazón partío. Eso antes de empezar cada jornada; después, todo dependerá del fútbol que cada uno sepa construir. Pero, de salida, mis preferencias estarán en el siguiente orden: Granada, Betis, Real Madrid, Sevilla y Atlético de Bilbao. Es decir, me he alegrado un montón con la llegada del Granada al grupo de los grandes y no debiera ser sospechoso por lo que voy a decir a continuación.

Es fácil decir que una ley es injusta cuando nos perjudica; quizás sea insensato decirlo cuando nos beneficia. Pero si quiero ser honrado conmigo mismo no me queda más remedio que reconocer que el Granada es equipo de primera porque la norma deportiva así lo ha determinado; en el campo, el equipo que se ganó el derecho a ascender fue el Elche.

Hay dos sistemas para jugar un campeonato: sistema de todos contra todos (liga) y sistema de eliminatorias (copa). La segunda división española juega una liga de 22 equipos, de los que han de subir 3; por lógica, los 3 primeros. Y así ha sido durante muchos años. Este año, quizás para crear un poco de emoción, se ha decidido que suban a primera los equipos clasificados en el primer y segundo lugar y que los equipos situados entre el tercer y sexto puesto se jueguen el último puesto de ascenso por el sistema de eliminatoria. En la penúltima jornada el Granada estaba tercero y recibía al Elche; bastaba con ganarle para asegurar el tercer puesto y no lo consiguió, de modo que en el último partido los ilicitanos se hicieron con esa clasificación de privilegio. Cualquier otro año el Granada hubiese continuado en segunda como es lo justo en un sistema de liga. La emoción de las eliminatorias en segunda división sólo afecta a los aficionados de los equipos implicados; al resto de amantes del fútbol les resbala. Y a los ilicitanos la emoción ha debido sentarles como si les hubiesen estado picando en las espinillas. Por si no fuera suficiente, el Granada se deshizo del Celta en la tanda de penaltis y ha eliminado al Elche por el doble valor del gol en campo contrario. Otra ley sacada de la manga por los sesudos del deporte: un gol es un gol y no tiene por qué tener más valor uno que otro.

Desde mi punto de vista, Granada y Elche están legalmente en primera y segunda división respectivamente, pero es injusto.

martes, junio 07, 2011

Champion League


No ha mucho, nuestro presidente decía que España estaba en la Champion League de la economía europea, que ya habíamos cazado a Italia y Francia y que ahora íbamos por Inglaterra y Alemania.
Creo que ha habido personas normales (lógico, ya que las personas normales no tienen puñetera idea), periodistas y hasta políticos que se han cachondeado de estas declaraciones sin ni siquiera comprobar si eran ciertas o no. Hemos tenido la suerte de poder verificar que don José Luís se equivocó: en modo alguno estamos en condiciones de soñar con alcanzar la economía alemana; ya la hemos casi rebasado y en las cuatro o cinco cosas en que nos superan, estamos en ello.

Mi primer contacto con la economía alemana fue el tranvía. Ahí nos llevan ventaja, un billete sencillo cuesta 2,30€ y vale también para U-bahn, S-bahn y autobús. En Barcelona pagamos por este concepto 1,45€. Para el turista sale mucho mejor la tarjeta diaria de dos zonas, que le permite coger todos los transportes necesarios durante las 24 h de un día por 6,30€. En estas dos zonas (A y B) está comprendido Berlín y toda el área metropolitana hasta Potsdam. Las tres zonas de Berlín (A, B y C) quedan cubiertas por el billete de 6,80€. Existen otras modalidades de pago y ahorro siempre que se vaya a estar en la ciudad una semana o más, pero podemos concluir que en transporte estamos en tercera división si nos comparamos con la economía alemana. Nos superan claramente.
Llegados a este punto, es conveniente resaltar que el metro de Berlín apenas son 75 centímetros; probablemente debido a un encogimiento a causa del frío. Los vagones tienen una anchura similar a la de algunas líneas del metro de Madrid. Y las estaciones todavía son las que se construyeron bajo el reinado del káiser o durante el mandato de Stalin (Berlín Este) quien, parece ser, aprovechó el cemento que le sobró en el metro de Moscú. Si alguien le dice que todas las estaciones de metro y enlaces están provistas de ascensores o escaleras mecánicas, miente. Puede ser que haya más ascensores que aquí pero faltan en muchas paradas. En Alexanderplatz observé una curiosidad: de cuatro accesos que utilicé, dos eran escaleras mondas y lirondas, una tenía ascensor y la otra era una obra arquitectónica de difícil comprensión; este cuarto acceso disponía de un ascensor con dos paradas: una parada lleva al anden de la línea U7; la otra parada deja a los viajeros en un especie de limbo situado a medio camino entre la calle (por encima) y el andén de la línea U2 (por debajo), de modo que los viajeros de la U2 deber subir andando a la calle o bajar (andando) al andén de la U7 para coger el ascensor. Método germánico.

Otro error del presidente lo constituye el precio del café; sea expreso o de calcetín, el café, en la capital alemana, cuesta entre 2 y 3€. Y si usted quiere un chorrito de leche entonces podría pagar hasta 3,50€. Claro que, a poco que uno sea un pelín espabilao, pedirá un café solo y le añadirá, por el mismo precio, uno de los tarritos de leche concentrada que hay en la barra de la mayoría de establecimientos.

Por lo demás, no sólo estamos en la Champion League. Estamos jugando la final con el Hertha Berlín y estoy por decir que el partido está muy igualado; apurando, apurando... hasta puede que le saquemos ventaja. Diarios y revistas tienen un precio similar, uno puede zamparse un menú de 9 a 12€ no muy distinto a lo que se come en restaurantes españoles de poca monta… y puede entrar en un supermercado. Naranjas, pepinos (la ración de E. coli es gratis), aguacates, fresones y cualquier producto de alimentación, limpieza doméstica o aseo personal están, al buen entender de Quiosquera, a precios peninsulares, puede que hasta más bajos que aquí. Y hablo de naranjas de Valencia, pepinos de Almería, aguacates de Almuñecar y fresones de Huelva.

Por una vez, y que sirva de precedente, don José Luís Rodríguez dice la verdad. Bueno, miente, pero a nuestro favor: tenemos los precios más caros que en Alemania y es ahí donde se ve la solvencia de un país. ¿Que el sueldo medio de los alemanes es casi el doble que el de los españoles? ¡Vamos, hombre, que nunca estamos contentos y sólo nos fijamos en las diferencias que no nos son favorables!

Y hablando de la Champion…

¿Qué ha de hacer Xavi para que se le reconozca como The only number one?

Vi la final en Berlín. De casualidad, porque de los 300 canales que se podían sintonizar en la televisión del hotel, alguno de ellos nacional o autonómico hispano, sólo uno daba el partido en directo: sky sports. En alemán, por supuesto. Pero fue una gozada; después de muchos años he visto un partido sin quitarle la voz. El comentarista se limitaba a mencionar el nombre del jugador que tocaba la pelota y cuando se marcaba un gol, simplemente decía gol. Como aquí antes de que copiásemos a los locutores hispanoamericanos. Y, coño, se sabía el nombre de los jugadores; decía Pedro, Busquets, Chavi… tal vez patinaba un poco al pronunciar Mascherano.
Únicamente en dos ocasiones se permitió salirse un poco del tono pausado y objetivo: elevó ligeramente el tono de voz cuando Messi marcó, y se permitió una breve carcajada jocosa cuando también Messi se meó al defensa en la jugada previa al gol de Villa.

Mejor imposible: tanto en fútbol como en economía lideramos la Champion League.