Cuando lo legal no es justo
Aunque mis simpatías deportivas no han sido ni leales ni inquebrantables, no puedo negar que empezaron pronto. Fue mi vecino y amigo Federico quien me inició en el tema hablándome de Carmelo, Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Ni que decir tiene que mi amigo era hincha del Atlético de Bilbao. Hasta Terremito, futbolista, boxeador y vendedor de canarios (como a él le gustaba definirse), me llamaba Gainza cuando me veía tras una pelota.
Mi tendencia vasca se torció por mor de mi tío Manolo, seguidor del Madrid de las cinco copas de Europa. En la radio oí por primera vez los nombres de Kopa, Di Stéfano, Puskas, Rial, Gento… Y, claro, me hice del Madrid; como mi tío.
No duró demasiado esta inclinación. En 1961 el Barcelona de Suárez y Kubala perdía la VI Copa de Europa ante el Benfica y, por primera vez, vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Madrid, se pitorreaban. Y un año más tarde sucedió lo propio con los protagonistas cambiados: el Madrid perdía la VII Copa de Europa ante el Benfica y vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Barcelona, se pitorreaban.
No me iban a mí tales cachondeos ni tales sufrimientos; lo que yo quería es disfrutar viendo jugar al fútbol al margen del resultado. Mi padre, suscrito al IDEAL de Granada y con la esperanza puesta en una quiniela de 14, coleccionaba el cuadernillo deportivo de la edición del martes y fue ahí donde aprendí las alineaciones habituales de los clubes de primera y segunda división. Hasta que un día tropecé con la frase que me hizo ver la luz en el deporte: Viva er Betih manque pierda. He ahí la afición pura; el amor al balón por el balón y el apego a unos colores independientemente de quien marque el gol. Me forcé a ser simpatizante del equipo de Heliópolis a pesar de que sólo me sonaban un tal Rogelio y Otero, aquel portero que llegó a pararle un penalti al mismísimo Kubala. Y, que nadie se llame a engaño, me convertí en un seguidor del Betis, que ha disfrutado enormemente con las 2 UEFA Europa League que el Sevilla ha conseguido para su palmarés.
En la temporada 65-66, el Granada le ganó la promoción al Málaga y se plantó en primera división. Yo aprobé la Reválida Superior y ascendí al Preuniversitario con sede en Granada. Socio de general en el Estadio de los Cármenes y jaleando a Ñito, Lorenzo, Almagro, Miguel, Eloy y Vicente, puse al Granada al frente de mis preferencias. Y mire usted por donde, el final de temporada se cerró con una eliminatoria de promoción Granada-Betis. Había que decidir de qué lado decantarse; me quedé en medio: pasase lo que pasase, mi equipo favorito lucharía por hacerse un hueco en primera, y mi otro equipo favorito lucharía por el ascenso. Corazón partío durante el tiempo que el Granada estuvo entre los grandes. Luego el Granada se fue al purgatorio y el Betis se transformó en el Currobetis, un equipo capaz de arrasar al Milán e irse a segunda en una misma temporada.
Este año, tanto Betis como Granada vuelven a la primera división y volveré a tener el corazón partío. Eso antes de empezar cada jornada; después, todo dependerá del fútbol que cada uno sepa construir. Pero, de salida, mis preferencias estarán en el siguiente orden: Granada, Betis, Real Madrid, Sevilla y Atlético de Bilbao. Es decir, me he alegrado un montón con la llegada del Granada al grupo de los grandes y no debiera ser sospechoso por lo que voy a decir a continuación.
Es fácil decir que una ley es injusta cuando nos perjudica; quizás sea insensato decirlo cuando nos beneficia. Pero si quiero ser honrado conmigo mismo no me queda más remedio que reconocer que el Granada es equipo de primera porque la norma deportiva así lo ha determinado; en el campo, el equipo que se ganó el derecho a ascender fue el Elche.
Hay dos sistemas para jugar un campeonato: sistema de todos contra todos (liga) y sistema de eliminatorias (copa). La segunda división española juega una liga de 22 equipos, de los que han de subir 3; por lógica, los 3 primeros. Y así ha sido durante muchos años. Este año, quizás para crear un poco de emoción, se ha decidido que suban a primera los equipos clasificados en el primer y segundo lugar y que los equipos situados entre el tercer y sexto puesto se jueguen el último puesto de ascenso por el sistema de eliminatoria. En la penúltima jornada el Granada estaba tercero y recibía al Elche; bastaba con ganarle para asegurar el tercer puesto y no lo consiguió, de modo que en el último partido los ilicitanos se hicieron con esa clasificación de privilegio. Cualquier otro año el Granada hubiese continuado en segunda como es lo justo en un sistema de liga. La emoción de las eliminatorias en segunda división sólo afecta a los aficionados de los equipos implicados; al resto de amantes del fútbol les resbala. Y a los ilicitanos la emoción ha debido sentarles como si les hubiesen estado picando en las espinillas. Por si no fuera suficiente, el Granada se deshizo del Celta en la tanda de penaltis y ha eliminado al Elche por el doble valor del gol en campo contrario. Otra ley sacada de la manga por los sesudos del deporte: un gol es un gol y no tiene por qué tener más valor uno que otro.
Desde mi punto de vista, Granada y Elche están legalmente en primera y segunda división respectivamente, pero es injusto.
Mi tendencia vasca se torció por mor de mi tío Manolo, seguidor del Madrid de las cinco copas de Europa. En la radio oí por primera vez los nombres de Kopa, Di Stéfano, Puskas, Rial, Gento… Y, claro, me hice del Madrid; como mi tío.
No duró demasiado esta inclinación. En 1961 el Barcelona de Suárez y Kubala perdía la VI Copa de Europa ante el Benfica y, por primera vez, vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Madrid, se pitorreaban. Y un año más tarde sucedió lo propio con los protagonistas cambiados: el Madrid perdía la VII Copa de Europa ante el Benfica y vi llorar de rabia a un hombre, mientras otros, del Barcelona, se pitorreaban.
No me iban a mí tales cachondeos ni tales sufrimientos; lo que yo quería es disfrutar viendo jugar al fútbol al margen del resultado. Mi padre, suscrito al IDEAL de Granada y con la esperanza puesta en una quiniela de 14, coleccionaba el cuadernillo deportivo de la edición del martes y fue ahí donde aprendí las alineaciones habituales de los clubes de primera y segunda división. Hasta que un día tropecé con la frase que me hizo ver la luz en el deporte: Viva er Betih manque pierda. He ahí la afición pura; el amor al balón por el balón y el apego a unos colores independientemente de quien marque el gol. Me forcé a ser simpatizante del equipo de Heliópolis a pesar de que sólo me sonaban un tal Rogelio y Otero, aquel portero que llegó a pararle un penalti al mismísimo Kubala. Y, que nadie se llame a engaño, me convertí en un seguidor del Betis, que ha disfrutado enormemente con las 2 UEFA Europa League que el Sevilla ha conseguido para su palmarés.
En la temporada 65-66, el Granada le ganó la promoción al Málaga y se plantó en primera división. Yo aprobé la Reválida Superior y ascendí al Preuniversitario con sede en Granada. Socio de general en el Estadio de los Cármenes y jaleando a Ñito, Lorenzo, Almagro, Miguel, Eloy y Vicente, puse al Granada al frente de mis preferencias. Y mire usted por donde, el final de temporada se cerró con una eliminatoria de promoción Granada-Betis. Había que decidir de qué lado decantarse; me quedé en medio: pasase lo que pasase, mi equipo favorito lucharía por hacerse un hueco en primera, y mi otro equipo favorito lucharía por el ascenso. Corazón partío durante el tiempo que el Granada estuvo entre los grandes. Luego el Granada se fue al purgatorio y el Betis se transformó en el Currobetis, un equipo capaz de arrasar al Milán e irse a segunda en una misma temporada.
Este año, tanto Betis como Granada vuelven a la primera división y volveré a tener el corazón partío. Eso antes de empezar cada jornada; después, todo dependerá del fútbol que cada uno sepa construir. Pero, de salida, mis preferencias estarán en el siguiente orden: Granada, Betis, Real Madrid, Sevilla y Atlético de Bilbao. Es decir, me he alegrado un montón con la llegada del Granada al grupo de los grandes y no debiera ser sospechoso por lo que voy a decir a continuación.
Es fácil decir que una ley es injusta cuando nos perjudica; quizás sea insensato decirlo cuando nos beneficia. Pero si quiero ser honrado conmigo mismo no me queda más remedio que reconocer que el Granada es equipo de primera porque la norma deportiva así lo ha determinado; en el campo, el equipo que se ganó el derecho a ascender fue el Elche.
Hay dos sistemas para jugar un campeonato: sistema de todos contra todos (liga) y sistema de eliminatorias (copa). La segunda división española juega una liga de 22 equipos, de los que han de subir 3; por lógica, los 3 primeros. Y así ha sido durante muchos años. Este año, quizás para crear un poco de emoción, se ha decidido que suban a primera los equipos clasificados en el primer y segundo lugar y que los equipos situados entre el tercer y sexto puesto se jueguen el último puesto de ascenso por el sistema de eliminatoria. En la penúltima jornada el Granada estaba tercero y recibía al Elche; bastaba con ganarle para asegurar el tercer puesto y no lo consiguió, de modo que en el último partido los ilicitanos se hicieron con esa clasificación de privilegio. Cualquier otro año el Granada hubiese continuado en segunda como es lo justo en un sistema de liga. La emoción de las eliminatorias en segunda división sólo afecta a los aficionados de los equipos implicados; al resto de amantes del fútbol les resbala. Y a los ilicitanos la emoción ha debido sentarles como si les hubiesen estado picando en las espinillas. Por si no fuera suficiente, el Granada se deshizo del Celta en la tanda de penaltis y ha eliminado al Elche por el doble valor del gol en campo contrario. Otra ley sacada de la manga por los sesudos del deporte: un gol es un gol y no tiene por qué tener más valor uno que otro.
Desde mi punto de vista, Granada y Elche están legalmente en primera y segunda división respectivamente, pero es injusto.
4 comentarios:
Es lo más sensato que he leído sobre este asunto hasta la fecha y coincido plenamente. Del ascenso del Granada me alegro únicamente por un amigo que lleva siguiendo al equipo por todas las divisiones en las que ha estado y se sabe la alineación de carrerilla, que ya hay que tener ganas de estar al tanto de las andanzas de un equipo en la 2ªB por poner un ejemplo.
Gracias, elzo. A veces uno tiene la sensación que nadar contra corriente no sólo es cansado sino insensato.
Del ascenso del Granada me alegro un montón, pero me hubiera preferido que se produjese por haber quedado entre los TRES primeros.
Tu tío Manolo está contento de que su sobrino sea del Real Madrid, aunque eso sea relativo. De todas formas gracias por acordarte de él.Un abrazo a quiosquera y Darl. ¡Supongo que nos veremos pronto!
¡La lessshhhe! Ahora me has pillado descolocado y no sé de dónde me vienen los tiros. Conozco el "roal" pero no la hibicación exacta.
De mi títo Manolo, mi títo Paco, mi tita Aurelia, mi títa Flora... y un montón de titos y titas no sólo me acuerdo mucho sino que los refiero a menudo. Y sigo echando en falta las papas fritas que me freía mi tita María, la de mi tito Manolo.
Para agosto andamos por ahí.
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