martes, mayo 31, 2011

Con el 15-M en Berlín


La mañana comenzó frente al Reichstag y, tal como había predicho el hombre del tiempo, se alternaban nubes y claros. Cuando tocaban claros, el sol picaba con ganas. Me lo habían advertido: en cuanto que sale el sol, los alemanes se despelotan en los parques y se tumban en el pasto para ponerse morenos. Yo había interpretado el despelote como que se ponían a tomar el sol en bañador; a lo sumo en top less. Mi interpretación era errónea: los alemanes (bastantes) se ponen a tomar el sol en pelota picada. Camino de la Puerta de Brandeburgo, tuve la ocasión de contemplar un primer plano de un fulano, tipo salchichero, con la salchicha colgando, que nada tenía que envidiar al mismo Hércules (ni el fulano ni la salchicha).

Estas primeras horas del día estaban destinadas a visitar la zona de Tiergarten, en concreto la Avenida del 17 de Junio, desde la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor) hasta la Plaza de la Estrella Gorda (Grober Stern), pasando por el Memorial a los Soldados Soviéticos caídos en la toma de Berlín, por la Ostra Preñada y por el Palacio de Bellevue, que es algo así como el Palacio de la Zarzuela pero en alemán.
Comimos en un restaurante típico en los jardines que hay a la espalda de la estatua del Canciller de Hierro (junto a la Plaza de la Estrella Gorda) y pasamos la tarde en Ku’damm. Mientras comíamos, en el prado de enfrente no había salchicheros; pacían (tomaban el sol) otras animalitas de mejor buen ver.

En general, Ku’damm es como Broadway en las proximidades de Times Square, o la calle Pelayo de Barcelona: centro comercial y turístico lleno de guiris hasta los topes. Lo que sería Times Square en versión berlinesa es una plaza de nombre rarísimo e impronunciable (un chorro de consonantes y vocales combinadas al azar, a las que para disimular se les ha añadido la terminación platz), que está ocupada en su mayor parte por los restos de una iglesia evangélica luterana. De la iglesia queda la torre, truncada por encima de la media asta, a la que los berlineses llaman el "diente roto". Como no podía ser de otra manera, la torre estaba en obras, recubierta en plástico; o sea, otro monumento que he de ver en postal. A los lados de la torre se han levantado dos edificios: una torre hexagonal ("la barra de labios") y una iglesia octogonal ("la polvera"). El “diente roto” alberga en su interior un pequeño museo en el que destaca una cruz hecha con tres clavos, cada uno de ellos producto de la fundición de otro montón de clavos recogidos entre los escombros que generaron las famosas V1 y V2 en el corazón de Londres; los ingleses coleccionaron los clavos oxidados y fabricaron la cruz a la que me refiero. En el lazo que la envolvía, parece que los británicos pusieron algo así como “quién a bomba mata, a clavo muere” o “un clavo saca otro clavo”.
Había leído maravillas sobre el edificio octogonal ("la polvera") y entré. Está formado por muchos cuadrados de vidrio azul, que permiten la entrada de una luz difusa que podría invitar a la oración. A lo que sí invita a los turistas es a descansar las plantas doloridas de los pies posando su escocido culo en los bancos del templo. Frente y a ellos, sobre el altar, un Cristo muy anciano intenta asirse al aire, con los brazos en aspa buscando el madero de la cruz que le han escatimado. Desde que una vez me dijeron en la catedral de Burgos que el órgano típico castellano es el que tiene unos tubos tiesos, es decir, paralelos al suelo, me gusta observar el aparato musical de las iglesias que visito. Dado que desde mi posición no se veía el órgano, éste debía estar situado en la parte de atrás, en un cuerpo algo avanzado sobre la nave central. Cogí las garrotas, avancé hasta el altar y desenfundé la filmadora; como vi que los espectadores estaban pendientes de mí, hice un par de tomas largas (de unos 5 segundos cada una) y moví la cabeza en señal de aprobación. Mientras salía de la iglesia, no menos de 20 personas habían levantado el culo de su asiento y caminaban hacia el altar; seguramente pretendían averiguar qué era lo que había llamado mi atención. ¡Ah, el órgano tenía 20 ó 30 tubos más tiesos que un palo y apuntaban hacia el Cristo que levita sobre el altar!

El cielo se puso feo y hasta nos cayó un chaparroncito; fue la excusa necesaria para decidir que ya era hora de volver al hotel. Siempre que viajo, sueño con retirarme temprano a descansar y aprovechar las primeras horas del día para las visitas; no lo consigo casi nunca, pero este día llevaba buen horario. Salimos a la superficie en Alexanderplatz y empezamos a caminar hacia la parada del tranvía. Nos llegaba el sonido de voces a través de un altavoz; y eran voces que entendíamos. Al principio pensé que serían chavales con ganas de actuar públicamente en busca de una oportunidad; luego ví que estacionaban y sacaban pancartas: era una avanzadilla del Movimiento 15-M informando sobre una concentración mayor que tendría lugar el sábado 28 en Lustgarten. Olvidando que las plantas de los pies cantaban coplas, nos acercamos. Nos acercamos y nos enrollamos: Quiosquera pegó la hebra con una chica de los madriles, mientras yo, la tierra tira, conversaba con un chico de Mojácar. Llevo mucho tiempo diciendo que los jóvenes actuales son conformistas, que han tenido la vida demasiado fácil y que, por tanto, son poco luchadores; tengo que empezar a cambiar de opinión. No sé si debido al 15-M o a que ya estaban ahí y yo no los había visto, encontré un grupo de jóvenes con las ideas bastante claras; utópicas si se quiere, pero con ganas de intentar cambiar el rumbo que está tomando (o que ya ha tomado) el país. La gente que nos estamos aproximando a la edad de la jubilación no teníamos unas ideas mucho más prácticas y sin embargo nos vanagloriamos de pertenecer a la generación de Mayo del 68 que ayudó a forjar la Europa de fin de siglo. Aquí había unos jóvenes que se están buscando fuera un futuro que no encuentran en su tierra y eso que gozan de una buena preparación; jóvenes que quieren participar, influir y escribir la historia actual y que están cansados de subvenciones y mangoneos.
¡Que seguramente estos jóvenes están manipulados! ¿Acaso no lo estábamos en el 68?
Cuando cogí el tranvía que había de dejarme en el hotel, iba contento. Por encima de la torre de la televisión lucía el arco iris.


PD1. Los enlaces a videos sólo están hechos a efectos de autentificar a nuestros interlocutores.
Manifestación en Brandenburger Tor
Declaraciones de los participantes

PD2. Yo no he sido.

1 comentarios:

A las 30/1/13 03:26 , Blogger David ha dicho...

Como ya tengo pasajes para Praga, me interesa conocer acerca de nuevas ciudad para ver a cuales mas voy a visitar. Como nunca he ido a Europa, necesito mas informacion de las ciudades. Estoy buscando los datos mientras escucho musica en el alquiler de casas en Montevideo en el que me encuentro

 

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