jueves, noviembre 18, 2010

Encuentros en la radio

Hace meses que no veía amanecer. Por un asunto de investigación que me llevo entre manos, hace unas cuantas semanas y durante varios días seguidos, me eché a la calle antes de las cinco de la mañana. Es divertido; quizá lo cuente algún día. Hacía cinco años que no escuchaba la radio de primera hora, esa hora donde las noticias acaban por despejarte la mente y obnubilarte el cerebro, si es que ello es posible. Por lo general, solía ir saltando entre varias emisoras para comparar las muy diferentes visiones, a veces contrarias, que unos cuantos personajes daban sobre un mismo suceso. Para mis labores de investigación he usado el coche de Dalr, menos conocido que el almamóvil, y no estoy familiarizado con su radio y distribución de emisoras. Tropecé con Onda Rambla y ahí me quedé. Mi primera sorpresa fue ver (oír) que Luís del Olmo está medio jubilado; el resto no fue sorpresa, fue la constatación de lo imbéciles que podemos llegar a ser y cómo nuestros políticos y periodistas (cuarto poder ¿democrático?) nos han olido el pan bajo el sobaco.

La primera noticia que me impactó fue que la ex ministra de igualdad, la ministra de sanidad e igualdad o la directora general de igualdad ha presentado un proyecto de ley, que inicia ya su recorrido parlamentario, uno de cuyos artículos PROHÍBE (palabra harto democrática) a los niños y niñas de las escuelas públicas o escuelos públicos practicar juegos sexistas en el patio. No dice la ley, los locutores y locutoras no lo mencionaron, cuáles son los juegos sexistas, aunque uno imagina que afectará a las niñas que juegan a casitas o con muñecas y a los niños que juegan a policías y ladrones o cualquier otro juego violento. La locutora se puso muy contenta al venirle a la memoria que siempre podríamos jugar a médicos y enfermeras. Error. A médicos y enfermeras jugábamos para poder tocarle el chisme a las niñas, lo cual no tiene problemas ya que la ley prohíbe a los niños y niñas el sexismo pero no la sexualidad pues una cosa es el dominio bruto sobre las personas (prohibido) y otra las marranás (¿obligado?). Jugar a médicos y enfermeras es un juego sexista dado que los médicos siempre eran los niños y las enfermeras (de categoría inferior) eran las niñas. No atenta contra la sexualidad toda vez que el chisme nos lo trasteábamos mutuamente.

Ya amanecido, tuve el placer de escuchar una entrevista que se le hacía al presidente y precandidato a la Generalitat. La entrevista discurría por cauces ya manidos hasta que Luís del Olmo salió de su casi jubilación e hizo la pregunta de periodista experto, curtido en mil batallas.
- Supongamos por un momento que la presidencia del Sr. Montilla depende de un solo voto, uno sólo, y que este voto lo tiene el PP ¿pactaría el Honorable con el Partido Popular?
- De ningún modo.
- ¿Por qué? En el País Vasco se ha hecho.
- Bueno… porque… Cataluña no es el País Vasco (verdad de Perogrullo) y porque el PP es un partido anticatalán. Nadie entendería el pacto con lo que el PP ha hecho a los catalanes.
- ¿Cómo qué?
- ¿Le parece poco denunciar el Estatuto por inconstitucional?
Veamos Sr. Montilla. Si el PP, el Don José o el Partido por la defensa del toreo cree que una ley es anticonstitucional es su obligación denunciarla, es más, al menos en las leyes orgánicas y en las fundamentales, el Tribunal Constitucional debería actuar de oficio, porque, si no, existe el riesgo que en un acuerdo entre los partidos mayoritarios nos impongan las leyes que les dé la gana. Salvando todas las distancias que haya que salvar, Hitler logró “democráticamente” ilegalizar a los partidos que de verdad se le oponían y, cuando sólo quedaron los suyos y los borregos, implantó “democráticamente” la dictadura más feroz de la que hayamos oído hablar. Si hubiese habido un Tribunal Constitucional que actuara de oficio, Hitler habría conseguido lo mismo pero tendría que haber dado un golpe de estado. El problema es que, entre unos y otros (Maragall, Más, Rajoy, Rodríguez, el Tribunal Constitucional, el Parlament, el Congreso de los Diputados, usted...), han engañado a los catalanes y ahora nos quieren aderezar un Estatut diferente al que se aprobó en referéndum y además utilizarlo como arma electoral en uno u otro sentido. Para no repetirme, mi opinión sobre el tema se puede consultar en ¿Es constitucional el Tribunal Constitucional?

La última la he oído esta semana. Iba en mi coche a recoger a mi mamá al cole y llevaba puesta la emisora del régimen español actual. Se comentaba la ya famosa frase de Joan Puigcercós: “A Andalusia no paga ni Deu, ni Deu”. Todos andaban escandalizados por las ofensas del candidato de Ezquerra a Andalucía. Puigcercós tiene razón. Aunque sabemos que Dios tiene el don de la ubicuidad, no hay pruebas contundentes de que haya fijado su residencia en la Comunidad Andaluza y, en todo caso, es seguro que no paga allí sus impuestos. Es más, creo que está exento.
Cachondeos al margen. Vi cómo el gobierno y el parlamento andaluz protestaban airadamente. No los he oído decir ni mu cuando, sin presentar prueba alguna, Escuredo, Rojas Marcos o Clavero Arévalo (por citar a los mas lejanos) elevaban sus gritos al cielo porque Cataluña se llevaba la parte del león de los presupuestos. Rojas Marcos presentó una lista de agravios comparativos que nadie contestó ni refutó y los gobiernos andaluces han ido reclamando la “deuda histórica”. Hasta se ha jaleado a Rodríguez Ibarra por acusar a vascos y catalanes de esquilmar España y nunca ha pasado nada. Seguimos viviendo en un régimen en que cada político se cree en el derecho de decir lo que le venga en gana, dejando la obligación de probar lo que se dice a los políticos del resto de partidos. Quien acabó de descolocarme fue la directora del programa que entrevistó a una consejera o directora generala de la Junta Andaluza o el Junto Andaluz, que, como era de esperar, afirmó que, según la Balanza Fiscal, Andalucía está en la media española pero, en comparación con el PIB de la comunidad, paga más que los demás. La conversación empezó así:
- Doña Fulanita (a la andaluza), como catalana le pido disculpas por las palabras de Joan Puigcercós…
A ver, Gemma. Las verdades o mentiras que diga el Sr. Puigcercós sólo a él competen y sólo él es el responsable. Ningún catalán tiene que pedir perdón por las imbecilidades (si es que lo son) que digan sus representantes políticos. A lo largo de la legislatura, Montilla ha dicho tantas barbaridades como Puigcercós y nadie se ha rasgado las vestiduras.

Vale, madrugar no me conviene.

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