viernes, octubre 22, 2010

Quién sabe dónde

El intento de contactar con familiares o amigos a los que se les ha perdido la pista es tan antiguo como la propia historia de la humanidad. Hay quien piensa que, antes de que una costilla del primer hombre sobre la tierra se convirtiera en todo un cuerpazo de mujer, Adán ya jugaba al escondite consigo mismo ocultándose tras los frondosos árboles del Paraíso. Con la mujer en escena, fue en uno de estos inocentes juegos cuando Eva, al esconderse, tropezó con la serpiente que iba a ser causa de todos los males de la humanidad cuyo primer capítulo escribió Caín al matar a su hermano con una quijada de burro (desde pequeño he sentido curiosidad en saber si el burro propietario de la quijada fue el que Dios creó directamente o si, acaso, perteneció a alguno de sus descendientes). El crimen de Caín hizo que éste acabara en el exilio acompañado por alguna de sus hermanas, hecho que parece ser el precedente de la pérdida de contacto con la familia y, seguramente, algún descendiente de aquella pareja tuvo la inquietud de contactar con la rama buena de sus parientes, iniciando la búsqueda de sus raíces.
En ello seguimos.

Creo recordar que, siendo un crío, de vez en cuando, la radio o el periódico Ideal (al que mi padre estaba suscrito) daban la noticia de familiares que, separados por la guerra civil, se habían encontrado al cabo de los años. Y explicaban las peripecias y penalidades que habían tenido que sufrir para llegar al feliz desenlace; desenlace que no siempre era feliz, dado que, muchas veces, la persona buscada había encontrado acomodo en otra familia y ahora el reencuentro se convertía en un drama en el que había que optar por regresar al seno de sus hermanos de sangre abandonando a la familia de acogida, o viceversa. En todo caso era tema obligado de conversación durante unos días en los que se rememoraban todos los reencuentros conocidos en la vecindad.

El morbo de estas noticias llegó a su cenit con el programa “Quién sabe dónde” durante la época que lo dirigió Paco Lobatón (1992-1998). Miles de españoles acudieron a televisión buscando el paradero de familiares tiempo ha desaparecidos o a quienes se les había perdido la pista. Y los teleespectadores alcanzaban el paroxismo del moco tendido cuando Lobatón conseguía que dos hermanos, separados desde pequeñitos, pudieran fundirse en un abrazo ante las cámaras. O cuando una madre de juventud casquivana recuperaba a aquella hija que dio en adopción para tapar la secuela de su pecado. Durante seis o siete años, “Quién sabe dónde” fue uno de los programas de mayor audiencia y, según los datos de la época, tuvo éxito en aproximadamente el 70% de los casos que investigó.

Pies para quiosquero no nació con vocación investigadora, antes al contrario, trataba de contar lisa y llanamente hechos reales y denunciar abusos por todos (los quiosqueros) conocidos pero faltos del medio adecuado para su difusión. Nos vimos, sin embargo, en la necesidad de investigar algunos hechos que forman parte de nuestro conocimiento oculto por si alguna vez fuese necesario sacarlos a la luz. Lo que nunca nos había pasado (hasta ahora) es que nos confundieran con Paco Lobatón con el que nada tenemos en común, excepción hecha de la Comunidad Autónoma de procedencia y, quizás, el bigote, aunque él tiene el suyo y yo tengo el mío.

Anoche recibí el siguiente mensaje:

xxxxxxx ha dejado un nuevo comentario en su entrada "¡Xxxxxxxxxxx, xxxxxxxxx!":

hola yyyy,soy tu hermano MAYOR xxxxxxxx xxxxxxxx xxxxxxxx,me encuentro en (provincia),(población),mi numero de tlf.es 699999999,mi DNI,18999999R,mi email wwwwwwwwww@hotmail.com porfa ponte en contacto conmigo en cuanto leas este msn me gustaria que me informaras sobre nuestro padre Zzzzzzz Zzzzzzzz Zzzzzz ya que desde que regreso mi hijo freexxx de las palmas de gran canarias no he vuelto a tener noticias de el y no se si sgue vivo o ha fallecido,de esto hacen mas de 15 años,tampoco las tenia tuyas pero de ti siempre he tenido noticias via web,por cierto felicidades,un abrazo y porfa contacta conmigo,ya somos mayores de edad vlos dos,gracias.

Tras “arduas” pesquisas, he hecho de Paco Lobatón, he obtenido el correo del destinatario (o casi) y le he remitido el mensaje. Como no dispongo de medios televisivos, nunca podré presentar visualmente el resultado de la gestión y, como me huele a zurrún, tampoco publicaré lo que llegue a saber del asunto. Es por esto mismo, y por dejar las menos pistas posibles, por lo que escribo este post en Decúbito Supino y no en Pies para quiosquero, que hubiera sido lo adecuado. Bueno, lo adecuado hubiera sido mantener un absoluto silencio pero no he sido capaz de resistir la tentación…

5 comentarios:

A las 22/10/10 16:53 , Blogger Sr. Torres ha dicho...

Lo que no te pase a ti...

Por cierto, que te sea leve lo del ojo!

 
A las 23/10/10 00:17 , Blogger elzo ha dicho...

Esa última frase le honra.

 
A las 27/10/10 13:16 , Blogger alvarhillo ha dicho...

Hola quiosquero, como se que andas con un ojo chungo qeria alegrarte el bueno con esta barbaridad que he encontrado por la red.
http://www.estonoeh.es/2010/10/ayuda-para-imprimir-fotos/
Abrazos de los alicantinos y que te mejores.

 
A las 1/11/10 11:32 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

Jajjajjaajajaa!!!! Sin más comentarios.... Un abrazo.

 
A las 30/12/13 02:10 , Anonymous Alicia ha dicho...

No entiendo por qué ahora se estigmatiza a Quién sabe dónde como el paradigma del morbo. Yo lo miraba desde Argentina y siempre me parecieron historias de vida tratadas con el mayor respeto y un gran servicio prestado a personas que desaban encontrar a sus seres queridos. Creo que es una generalización ofensiva tildar de madres casquivanas a tantas chicas que por alguna razón se vieron obligadas a entregar a sus bebés o como es de público conocimiento, les fueron arrebatados con engaños.
Con posterioridad, en varios países, han surgido otros programas similares pero con formatos mucho más morbosos y desagradables.
Considero que fue un programa que prestaba un gran servicio y a la vez era un cuidado y respetuoso producto televisivo.

 

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