Leyenda negra
España también ha tenido su época de gloria militar y fue
dominadora de Europa, colonizadora de América, exploradora del mundo y
“martillo” de herejes, cosas, todas, mal vistas a los ojos de la civilización
actual. Aunque, de hecho, España no cometiese ninguna tropelía que no hubiesen
cometido, antes o después, otras naciones. Por lo que hablan de nosotros
escritores de otros países, los españoles empiezan a adquirir fama de rudos,
ignorantes y poco dados al uso del intelecto desde que los reyes de la Corona
de Aragón aterrizan en la Península itálica, sentimiento que se desarrolla a la
par que los almogávares imponen su ley (a sangre y fuego) en el imperio
bizantino, y se consolidan con la presencia de los tercios castellanos en los
reinos y repúblicas italianas, donde ponen orden a golpe de pica y arcabuz. A
medida que los reinos peninsulares se unifican, los rencores que despertaron
aragoneses y castellanos se transfieren al conjunto de españoles; es a éstos a
quienes se culpa de las fechorías acaecidas en la colonización de América y las
guerras contra los protestantes en Europa. Historiadores españoles románticos
inventan el término “leyenda negra” para determinar que la mala fama de los
españoles se basa en falsedades y medias verdades, sin tener en cuenta que son
españoles quienes más han tenido que ver con la creación y difusión de la
leyenda que, quizá, sea menos leyenda y más negra de lo tratan de demostrar. Sea
o no cierta la “leyenda”, sí es cierto que hechos similares son tratados por
otros países como heroicidades cuando los protagonistas son sus compatriotas.
Los españoles de antes (Bartolomé de las Casas, Antonio Pérez o Reginaldo
González) y de ahora pensamos parecido: lo bueno está al otro lado de los
Pirineos; aquí todos somos malas personas… menos yo. Damos pábulo a cualquier
cosa mala que de España se diga y contribuimos a propagarla, aumentado su
perversidad si es posible: nos gusta revolcarnos en nuestra propia inmundicia. Carme
Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, da una definición que
se aproxima bastante a la realidad (o la calca): “La «leyenda negra» es por así decir, la imagen exterior
de España tal como España la percibe”.
Un ejemplo:
29 de enero de 2017
Desembarcamos en Roatán (Honduras). No tenemos muy claro
qué queremos hacer en la isla y nos dirigimos a la salida del puerto. Están
bien organizados: los minibuses turísticos y taxis disponen de casetas para atender
a los posibles clientes. Veo las ofertas y compruebo que debo elegir entre
pasar un rato en la playa o hacer una panorámica de la isla; no me apetece la
playa y me inclino por la panorámica. En la caseta nos informa el promotor:
-Vamos hasta Güest
Bay y hacemos una parada en el risort para que vean Paradais bich. Luego,
seguimos hasta Güest End por una carretera que bordea la playa…
-¿A cuánto
sale el viaje?
-Dura unas 2
horas y cuesta 25€ a cada uno.
Me parece caro.
-Nos
quedamos en el pueblo –dije a Quiosquera-. Ahora volvemos al barco y cojo el “monopatín”.
-Si quieren –insiste el
morenito-, pueden hablar con mi jefe. A
lo mejor les hace un precio especial.
Hablo con el jefe y quedo en 15€ barba si vamos solos, 10
si vamos acompañados y 8 si se llena el taxi, que es una furgonetilla de 8
plazas.
Al final hacemos el viaje con un matrimonio italiano y
tres ecuatorianos que forman parte de la tripulación del barco. Los
ecuatorianos se quedan en West Bay. Vamos cumpliendo el recorrido hasta que la
italiana decide que le apetece comerse unas bananas. Nos llevas a un
puestecillo junto a la playa y, mientras la señora elige sus bananas, nosotros
le echamos el ojo a unos mini plátanos la cuarta parte del tamaño de un canario
de los de toda la vida. No saben a plátano pero están dulces. La italiana es un
tostón y una histérica que lleva acoquinado al marido: a la que dice algo le
suelta una retahíla a gritos y lo deja como colocado. Eso es motivo para que no
nos dé tiempo a completar todo el recorrido. En todo caso, ha valido la pena.
Cuando volvemos al barco, bajo el ”monopatín” y
recorremos las tiendas del puerto; hasta nos compramos unas camisetas guiris.
Quiosquera entra en una farmacia a comprar no sé qué. La dependienta la atiende
amablemente y luego pregunta:
-¿Es cierto
que en España muchos hombres matan a su mujer?
Me dan ganas de esconderme: hasta en Honduras se han
enterado que soy un probable asesino de mujeres; me avergüenza haber nacido varón
en un país cuyos machos son generalmente acosadores sexuales y feminicidas.
Cuando vuelvo a España, me pica la curiosidad y buceo en Internet.
"Entre enero y diciembre de 2014, Honduras registró una tasa de homicidios contra mujeres de 11,9 por cada 100.000 mujeres, señala la Unidad de género del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Autónoma de Honduras.
Durante el mismo periodo, 44 mujeres fueron víctimas de violencia homicida cada mes, es decir, una muerte cada 17 horas.
Esta cifraq coincide con la información recabada por el Observatorio de Igualdad de género de América Latina y el Caribe de la CEPAL: en 2014 hubo 531 homicidios de mujeres de 15 años y más, asesinadas por razones de género. 13,3 por cada 100.000 mujeres."
(Ver fuente)
Cuando vuelvo a España, me pica la curiosidad y buceo en Internet.
"Entre enero y diciembre de 2014, Honduras registró una tasa de homicidios contra mujeres de 11,9 por cada 100.000 mujeres, señala la Unidad de género del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Autónoma de Honduras.
Durante el mismo periodo, 44 mujeres fueron víctimas de violencia homicida cada mes, es decir, una muerte cada 17 horas.
Esta cifraq coincide con la información recabada por el Observatorio de Igualdad de género de América Latina y el Caribe de la CEPAL: en 2014 hubo 531 homicidios de mujeres de 15 años y más, asesinadas por razones de género. 13,3 por cada 100.000 mujeres."
(Ver fuente)
Si en Honduras matan 44 mujeres al mes,
en un año asesinan a 528 mujeres. Si a 9.000.000 de hondureños corresponden 528
asesinatos, a 46.000.000 de españoles le corresponderían 2.852. Sólo matamos alrededor
de 60 (en 2010 se estableció el récord en 79).
Me siento aliviado: soy un probable
asesino de nivel bajo.
Continúo la investigación. Encuentro un
estudio del Centro Reina Sofía realizado en 2003 sobre los asesinatos de
mujeres en el ámbito doméstico. Según los realizadores del estudio, varios
países se han negado a proporcionar datos.
El cuadro es suficiente para mi propósito: me parece una bestieza el que 6 o 7 mujeres pierdan la vida cada mes a manos de sus parejas, pero no deja de reconfortarme el hecho de que países que, para los españoles, son muy civilizados (Finlandia, Suiza, Dinamarca, Noruega, Austria, Alemania o Reino Unido) tengan un ratio de asesinatos mucho más elevado que el nuestro. O estamos dentro de otro episodio de la leyenda negra o el “macho ibérico” es un animal en vías de extinción.
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