Fidel
A
estas alturas de la vida no hay muchas cosas de las que pueda presumir. Digo
mal. Sí hay bastantes cosas de las que puedo presumir y presumo, lo que pasa es
que muchas de ellas no son mi mérito. De lo que estoy orgulloso es de las patadas
que he dado por el mundo porque las he dado con mis pies, que no están muy
cualificados que digamos y, a pesar de ello, puedo afirmar que “llevo a mis
espaldas más kilómetros que el Ford de pedales de Hilario”. Y cuando se viaja,
surgen multitud de anécdotas y casualidades, unas graciosas y otras tirando a
dramáticas.
Hace
ya algunos años (agosto de 2006) publique un post, que denominé “Casualidad o mal fario”, donde contaba muchas de estas anécdotas, desde el corralito en
Buenos Aires, hasta la muerte de la reina madre en Londres. Con Quiosquera,
Dalr y yo como testigos de excepción.
Cuando
Dalr se emancipó y empezó a viajar por su cuenta, parece que se rompió el mal
fario, la casualidad o lo que fuese y nuestras excursiones fueron menos
movidas; aun así, hemos vivido una epidemia de gripe, que se llevo por delante
cinco o seis pasajeros, en una travesía desde Barcelona a Río de Janeiro, Saramago las palmó mientras nosotros disfrutábamos de Lisboa, si bien él no se
encontraba en territorio portugués, y en las playas del Caribe, a menos de diez
metros de nuestra tumbona, se quedó seco un compañero de viaje, víctima de un
infarto fulminante. Pero eran accidentes menores.
Desde
que descubrí América ardo en deseos de visitar Cuba, pero con aquello de que
estaba bloqueada económicamente por USA y hundida en la pobreza, no he
encontrado el momento de visitar nuestra última provincia de ultramar. Había
otro motivo: a fuerza de casualidades me estoy volviendo supersticioso y no
quería tener nunguna mala influencia sobre el bienestar de Fidel Castro.
Esta
mañana cuando ha sonado el despertador, le he dado una bofetada al móvil y
lo he mandado a hacer puñetas. Al recogerlo, se ha iluminado la pantalla y
Google me ha mostrado la primera noticia del día.
-
¡Quiosquera, a que no sabes quién se ha muerto!
-
¿Un compañero tuyo de estudios?
-
No. Frío, frío.
-
¿Un político de la Gürtel?
-
No.
-
¡Fidel Castro!
-
¡Bingo!
¿Que
cómo lo ha sabido? Porque me he cansado de esperar y, no vaya a ser que la
palme yo antes, hemos decidido ir a Cuba y tenemos los pasajes en mano para enero.
¿Casualidad
o mal fario?
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