jueves, agosto 12, 2010

Huevos con chorizo

Decía que, tras la misa en la Catedral, el día no había tenido más historia. ¡Lo que son las prisas! Después de la misa buscamos dónde y a qué hora tenía la salida el chacachá (el tren turístico) para hacer la panorámica de Santiago, y nos fuimos a comer al chiringuito de la Plaza de Fonseca. Mientras Quiosquera buscaba en la carta qué podría comer que no se me pegase al muelle, yo me fijaba en un tipo situado a mi izquierda que se estaba poniendo morado; digo mal, no lo miraba a él, miraba el plato que el individuo tenía delante. Se dio cuenta y me sonrió.
- Esto es lo mehog que se puede comeg en Santiago. Huevos fgitos con shoguiso y patatas.
- ¿Francés?
- No, de Canadá.
Quiosquera me interrogó con la mirada.
- Es catalán -le dije. Mientras ella trataba de interpretarme, afirmé-. Québec.
- Oui, Montgeal.
- De la Cataluña canadiense –traduje-.
En estos casos, Quiosquera suele darme un cariñoso capón; esta vez, ni eso. Todavía estaba siguiendo con la mirada el penduleo del botafumeiro. Pidió para mí un pescado a la plancha y un vasito de vino tinto. Yo seguía atento a las evoluciones del tenedor del canadiense; me sorprendí abriendo mi boca cuando el cacho de chorizo se acercaba a la suya.

Llegó una tía grande y desgarbada y pidió permiso al canadiense para sentarse en su mesa. Estuvieron hablando en español hasta que la recién llegada dijo que iba de guía con un grupo inglés. A partir de ahí hablaron en protestante.
Había entendido que ella se quería soplar unas gambas a la plancha pero el americano debió convencerla porque el camarero apareció con otro plato de huevos con chorizo y patatas fritas. Y yo en medio. Yo, que del marrano me gustan hasta los andares; era como si un tío saliese de la cárcel después de 10 años y lo metiesen en una habitación con un montón de tías en pelota. Estas cosas deberían estar penadas por la ley: de igual modo que no se debe fumar en lugares públicos, tampoco se debería comer huevos con chorizo delante de quienes lo tenemos prohibido. Perjudica gravemente la salud psíquica del sujeto pasivo.

3 comentarios:

A las 14/8/10 19:24 , Blogger Juan Manuel ha dicho...

Vaya vaya, Antonio. Bueno; te conozco lo suficiente para decir que no te creo en tu petición de penalización de esas cosas... Si tú no puedes comer alguna de ellas que tanto te gustan, porque no es bueno para tu salud, pues eso; me sabe mal y lo siento... Pero de ahí a pedir que lo penalicen hay un trecho bastante grande, así que simplemente me lo tomo como una broma, y no me creo que lo pienses en serio. ¿vale?

 
A las 15/8/10 10:36 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

¡Jajajajaja! Pues claro que es broma, más que broma ironía teñida de pataleta gástrica. Venga, quiosquero, que de vez en cuando le das a la morcillita. Por cierto, un día de estos me detallas los idiomas del mundo, que algo me dice que me voy a reír.. Un beso.

 
A las 15/8/10 12:31 , Blogger Quiosquero ha dicho...

¡Contra, Bandolera! Parece mentira que no me conozcas. Al igual que tú, soy una persona seria y formal y nunca se me ocurriría hacer una broma, mucho menos con las cosas de comer.
Por cierto, sólo el olorcillo del chorizo ya alimentaba.

 

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