miércoles, julio 21, 2010

León: la fiesta del Ejército del Aire


Soy de la opinión que la vida del turista es dura: madrugones inútiles, caminatas innecesarias, guiris molestos, garrulos esnobistas… Y todo eso para nada, porque al final, es tal el cacao mental que le queda al sufrido viajante que no recuerda bien si el Árbol de Juana la Loca estaba en Zamora, Doña Urraca defendió Toro o La Plaza de los Bollos de Hito aparca junto a la Plaza Mayor de Tordesillas. Algo de eso me pasa a mí ahora que han pasado unas semanas del fin del viaje. Al rememorar mi despertar en el Hotel de los Cortes de Neón y revivir el desayuno, acabo de caer en la cuenta de que lo que pretendo contar no me sucedió en León sino en Valladolid.
Al bajar del ascensor, preguntamos en recepción dónde se encontraba el comedor. La señorita del mostrador nos mostró unas escaleras al final del salón:
- Al fondo, bajando. No hay ascensor.
- Gracias, nos arreglaremos.
El joven que hacía turno junto a la señorita no estaba dispuesto a que nos las arreglásemos solos y abandonó el mostrador par acompañarnos.
- No hay ascensor pero sí tenemos plataforma para bajar las sillas de ruedas. Puede utilizarla si quiere.
Iba a contestarle que, después de haber subido al castillo de Peñafiel, casi me daba vergüenza utilizar la plataforma, pero lo vi tan metido en su trabajo preparando el artilugio que no fui capaz de negarme a utilizarlo. El aparato era más lento que los autobuses de la post-guerra que funcionaban a golpe de gasógeno. Llegamos al comedor poco antes de que empezaran a servir el almuerzo (especifico que, en casi toda España, el almuerzo es la comida que se sirve a mediodía o inmediatamente antes de la siesta).
Mientras Quiosquera mordisqueaba su última tostada y yo iniciaba la digestión de las mías, le dije.
- Ahora entiendo cómo Jesucristo curaba a los cojos.
- ¿Cómo?
- Los metía en una excursión del Imserso y se los traía a Valladolid. Mientras ellos bajaban por la plataforma, el resto de compañeros habían dado buena cuenta del bufet libre de modo que, cuando ellos llegaban, no quedaba nada. Al tercer día, los cojos bajaban las escaleras de tres en tres. He ahí el milagro.
Quiosquera me miró del través y me dediqué a indicar a Maria Angustias que nos llevara a un aparcamiento cercano a la Plaza Mayor (de León).

María Angustias es un tesoro: nos dejó aparcados en un recinto cuyo ascensor nos sacó directamente a la plaza, justo enfrente del edificio bonito, que debería ser el Ayuntamiento. Después de tantas plazas mayores, soy incapaz de describir la de León; tengo que recurrir a las fotos para rememorar la zona porticada y la forma de los edificios colindantes, y como describir una postal no es lo mío, recomiendo una visita a la ciudad. Vale la pena.

Nos dirigimos a la Catedral. Ahí me llevé otra sorpresa. De mi anterior visita (de 20 minutos escasos) recuerdo haber aparcado junto a unos jardines, sacar unas cuantas fotos con la Catedral de fondo, carretera y manta. Virus en el disco duro de mi cerebro: junto a la Catedral no hay jardines, ni la plazoleta que yo recordaba, ni siquiera es posible llegar hasta ella en coche. Por tanto, o las imágenes que tengo se refieren a otra catedral o yo confundí una iglesia de paisano con una catedral de categoría. Como era de esperar, una de las fachadas de la Catedral estaba andamiada pero la fachada principal estaba libre de polvo y paja. Las tres puertas de entrada me indicaron que se trataba de un edificio gótico; no así las torres laterales de las que, dados mis exiguos conocimientos de arte, me hubiese tragado el estilo que cualquier guía les adjudicara. El pórtico principal está presidido por una imagen de la Virgen Blanca, aunque para ser judía, la encontré en exceso paliducha. Al entrar se estaba celebrando misa al son de una música como la que a mí gusta: música de banda, música donde sobresalen las trompetas, clarinetes y, sobre todo, el bombo y los platillos. Observamos que el coro estaba ocupado por la banda de música del Ejército del Aire que celebraba no sé qué. La misa acabó casi de inmediato y, mientras Quiosquera salió a la plaza para hacer el reportaje militar, yo me quedé admirando las vidrieras, retablos y capillas interiores. Recuerdo que un guía de la Catedral de Burgos, enamorado de su trabajo, insistía en resaltar que si aquella catedral tuviese el Transparente de la Catedral de Toledo y las vidrieras de la Catedral de Palencia, sería probablemente la catedral más completa de España. En justicia la frase puede aplicarse a la mayoría de catedrales castellano-leonesas, incluida la Catedral de León.
Cuando al fin di con Quiosquera, cruzamos hasta la Plaza de la Regla para obtener una perspectiva general de la Catedral. En el camino casi tropezamos con una pareja que venía en sentido contrario.
- Mira -dije a Quiosquera-, esa señora también ha estado en San Esteban de Gormaz.
- ¿Te acuerdas de haberla visto?
- ¡Qué va! Lo que pasa es que lleva la cara y los hombros como un salmonete y fue en San Esteban donde se me puso así la calva.

Con las mismas, bajamos paseando por la Calle Ancha. El paseo fue similar a la fábula de la liebre y la tortuga. Yo, que hago de tortuga, enfilé por el centro de la calle girando la cabeza a lado y lado (hasta donde me permiten las cervicales) para ver los escaparates, y Quiosquera, a modo de liebre, admiraba los mismos escaparates pero cruzado la calle cada vez para verlos más de cerca. La cuestión es que, al llegar a la calle del Cid (o algo parecido) tuve que esperar a que me alcanzara.
- Este es el Palacio de los Guzmanes –lo acababa de leer en el plano de la ciudad que me habían dado en el hotel-.
- Hombre, no está mal pero me esperaba otra cosa.
- Coño, espera, que esto es la parte trasera. La fachada principal está en esa plaza.
En la plaza, además de la fachada principal, estaba (sigue estando, me parece) la Casa de Botines que, dado que fue proyectado por Gaudí, para un catalán es pecado mortal visitar León y no mostrar una foto del edificio. Quiosquera cumplió. Yo, que no soy catalán de origen, puedo decir que no acabé de verle la gracia por mucho que las guías digan que es una imitación modernista del gótico.
Entre una y otra cosa, observamos que el Palacio de los Guzmanes da cabida a la Diputación de León y que se podía ver de balde a las horas estipuladas. Faltaba un cuarto de hora para la siguiente visita y aprovechamos el tiempo para refrescarnos con un helado. La visita (guiada) la iniciamos subiendo unas escaleras con una pendiente similar al Tourmalet, y en su cumbre, un pasillo rodeaba y daba vista al claustro. Nuestro grupo estaba compuesto por españoles y anglosajones y nuestra cicerone (o cicerona) alternaba sus explicaciones en católico y protestante. Sólo recuerdo que las paredes están decoradas con los retratos de todos los presidentes de la Diputación y que, al explicarnos la procedencia del nombre de León, los protestantes alucinaban al oír que dicho nombre no tiene nada que ver con el rey de la selva y sí con la Legio Septima romana.

Para bajar, la guía tuvo el detalle de mandarnos por un ascensor que daba al garaje del edificio, o sea, donde aparcan los diputados y sestean los chóferes. Nos advirtió que nadie nos diría nada pero, que si alguien nos llamaba la atención, dijésemos que teníamos permiso para utilizar el ascensor. Nadie nos hizo puñetero caso.
En la esquina del palacio más próxima a la Casa Botines saqué el plano para decidir la jugada siguiente.
- Imprescindibles son la Colegiata de San Isidoro y el Monasterio de San Marcos, que aquí dice que alberga el museo de la ciudad. La última visita a San Isidoro ya ha empezado, luego no podemos verlo hasta el turno de tarde y para ir al monasterio me parece que hay una larga caminata. Aunque, a la hora que es, podríamos tomarnos unas tapas y…
- A ver en qué puedo ayudar yo a esta familia.
Nos giramos. Era una señora mayor, apoyada en un bastoncillo, y que las chispas que emanaban de sus ojos atravesaban limpiamente los cristales de sus gafas oscurecidos por el sol que caía.

Pero esto forma parte de otra historia.

7 comentarios:

A las 22/7/10 13:12 , Blogger Juan Manuel ha dicho...

Bueno, pues eso; aquí me tienes siguiendo fielmente tus crónicas de viaje, Antonio. Y con mucha ilusión, por tratarse de "mis tierras"... Así que a seguir contando tus aventuras. Es un verdadero placer leerte. Jugando a adivino, ¿puedo imaginar que la siguiente parada sea en Astorga? Bueno; ya nos contarás... Supongo que tu siguiente post lo leeré desde Madrid, donde nos vamos este fin de semana a hacer de "canguros" hasta finales de Agosto, así que puedes imaginar lo "preocupados" que estamos.
Por cierto, de aquí a un ratito te envío un e-mail, de alguna manera, relacionado con esas tierras...
Un abrazo

 
A las 22/7/10 17:38 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

He disfrutado a base de bien con el relato. Insisto: me guardo este cuaderno de bitácora. Me será muy útil para no confundir, como dices, la iglesia del pueblo de arriba con el ayuntamiento del de abajo... Lo de la señora me ha dejado intrigada, ruego no tardes un mes en contarlo, por muy fresquito que estés en el chiringuito. Una abrazo.

 
A las 23/7/10 10:41 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

Juan Manuel, a ver si ves çesto antes de irte a los madriles:
http://www.adi-today.es/mostracolumna.php?id=116
¡¡Ya me dirás!! Jejejejeje.
Buen viaje.

 
A las 23/7/10 13:08 , Blogger Juan Manuel ha dicho...

Puedo prometer y prometo que lo miraré, Bandolera; aunque no sé si será antes de salir hacia Madrid. Y cuando lo lea, pues eso, que algo te contaré. Besos,

 
A las 26/7/10 17:22 , Blogger Juan Manuel ha dicho...

Bandolera: He leido no una ni dos, sino TRES veces tu escrito,-te lo prometo-, y la verdad es que se me ocurren muchas cosas, aunque no sé si voy a ser capaz de expresar algo inteligible y lógico; pero lo voy a intentar. Allá voy.
1º Sensación inicial: Sorpresa... y asombro, si me permites. Sorpresa porque no me esperaba un escrito de estas características. y asombro, porque me he quedado, eso, asombrado ante el lenguaje que empleas, más allá de las rimas.
2º sensación: propósito de felicitarte por la historia, así que eso; que te felicito muy sincera y cordialmente.
3ª sensación:... suponiendo que se trata de una historia, con los correspondientes episodios, pues eso, pedirte el resto para leerlo íntegro...o sea que ya sabes... Lo he intentado cambiando el numerito del link, pero me salen otros posts...
4ª sensación: Una pregunta: ¿Cómo puedo escribir un comentario? He de "registrarme" en ADI, supongo, no?
y 5º y última: pues eso que te animo a seguir escribiendo, y a hacernos partícipes de tus escritos, como no podía ser menos...
Así que ya lo sabes.
Perdona el "rollo", pero aunque lo he intentado, no he podido "acortar" el mensaje.
Y un P.D. para Antonio: Perdona el "abuso", pero chico; no he sabido hacerlo en ADI, así que te "ha tocado" aguantarlo a ti...
Un abrazo para los dos.

 
A las 28/7/10 12:20 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

Juan Manuel: MIL MILLONES DE GRACIAAAASSSSS!!!!!!!!! ¡¡Me has hecho feliz un ratito!! Prometo tenerte al corriente de las andanzas de Don Castro, todo lo que tengo escrito quiero retocarlo,pero me he ehcho el firme propósito de hacerlo estas vacaciones. Para escribir en ADI,creo que dale a "Foro", desde allí intenta escribir un comentario, y te pedirá que te registres. te registras y aire. Ei!! ¡Que me encantará que me pongas algo!! Los escritos anteriores, y este también, están en el apartado "columnas", arriba de todo. Un abrazo muy fuerte, y de verdad muchas gracias... Nos vemos.

 
A las 28/7/10 12:28 , Blogger BANDOLERA ha dicho...

PD- Allí también tienes escritos de Antonio, al que estamos utilizando ahora tan ricamente de cartero.

 

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