lunes, julio 14, 2014

Transgénicos


Días atrás se celebró la Fiesta del Orgullo Gay y, como muestra de aceptación y adhesión al movimiento, hemos podido ver las mesas de telediarios y tertulias políticas de algunas cadenas de televisión, presididas por la bandera aro iris.
Días antes de la citada fiesta, los nuevos reyes de España aparecieron en las pantallas presentándose a distintos colectivos nacionales y, en lugar destacado, nos han mostrado como recibían al Colectivo de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales. En la fila del besamanos me pareció ver exceso de sillas de ruedas y no me quedó claro si era que muchos transgénicos están lisiados o que muchos lisiados son transgénicos. Intentando aclarar la duda y accedí a la guarida de la información  mundial, esto es, a Google. Con alivio pude compruebar que yo estaba equivocado: la abundancia de sillas de ruedas en el desfile se debió a que, en la misma recepción, se juntó el Colectivo de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales con el Colectivo de Disminuidos Físicos (no sé si psíquicos), es decir, la representación de todas las Agrupaciones de Personas No Estándar del país. Encontré algún chistecillo poco gracioso que criticaba a los Reyes en el sentido de estar allí por obligación, aprovechándose del tirón de la Fiesta del Orgullo para hacer propaganda populista de la institución. No hacía falta. Dado que no se dio ninguna explicación sensible al telespectador, era fácil criticar a Don Felipe y a Doña Leticia por haber mezclado en el mismo montón a personas sin mácula física o psíquica con otras que están visiblemente incapacitadas para el servicio íntegro a la nación. Siempre se podía haber dicho que los reyes consideraban discapacitados a los transgénicos.

Me quedé con parte del saludo de una de las representantes de las lesbianas (supongo):
- Espero que algún día sea normal que tengamos rey y rey o reina y reina.
Rey y rey no lo sé, pero reina y reina ya las hemos tenido. Baste recordar la cancioncilla que rodaba por Madrid en tiempos de Isabel II:
Doña Isabelona,
tan frescachona.
Don Paquito,
tan mariquito.

Claro que me cuesta imaginar la cara que hubiesen puesto los reyes si el representante de los discapacitados físicos les hubiera dicho:
- Espero que algún día sea normal que tengamos rey lisiado y  reina ciega.
O, mejor aún, que fuese el representante de los discapacitados psíquicos quien les espetara:
- Espero que algún día sea normal que tengamos rey y reina afectados de  síndrome de Down profundo.
Que esto sí que no lo hemos tenido… ¿O sí?

En medio de la investigación tropiezo con la normativa que ha impuesto o trata de imponer la Junta de Andalucía en los colegios. Los niños y niñas cuya sexualidad no coincida con su género gramatical, podrán ir a clase vestidos según dicha sexualidad y sus compañeros los habrán de mentar con el nombre que ellos (los transgénicos) o sus padres elijan. Es decir, que aunque la partida de nacimiento diga que el zagal se llama José, profesor y alumnos se dirigirán a ella con el nombre de Pepita. Pero… ¡quieto, parao! A la hora de ir a mear, cada alumno irá al retrete que le corresponde según su género gramatical, esto es, las pishas con las pishas y los shoshos con los shoshos.
¡Hasta ahí podríamos llegar! No tengo inconveniente (allá cada cual) para que los papás de los transgénicos vistan a sus niños como quieran o los llamen como les dé la gana, pero que, con sus braguitas de puntillas, vayan a mear al mismo sitio que los estándar y se pongan las botas a costa de la picha de mi niño….

¡Me niego rotundamente!

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