jueves, mayo 14, 2020

Estudiante de balcón



D. Baltasar no fue probablemente el mejor maestro de la zona; hubo otros, como D. Miguel (Huarea), D. Eloy (La Rábita) y, por supuesto, D. Alfonso Zamora, que gozaron de mucho más prestigio que él. Sin embargo, fuimos muchos los niños a los que enseñó y no debió hacerlo tal mal, porque todos o casi todos, para ser de un pueblo perdido en los confines de una comarca atrasada, nos hemos defendido bien las habichuelas; bastantes, desarrollando un trabajo más intelectual que físico.

Mi mundo está hecho de anécdotas; anécdotas tontas, si se quiere, pero son las mías y, por tanto, importantes. Es muy normal que, ante una determinada circunstancia, yo remate con un dicho o un hecho que tal circunstancia me ha hecho rememorar. Y algunas de ellas tienen que ver con D. Baltasar.
Cuando alguien grita ¡ay! porque se ha hecho daño, me acuerdo de D. Baltasar dándole con la Pepa al Calorina o al Zarrita y contestar al ¡ay, ay, ay! con un “guarda para cuando no haya”. O al preguntar la lección a algún alumno y no dar éste la respuesta correcta, dejarle ir un “al primer tapón, zurrapas”.

Hay una historieta que se me quedó grabada de forma especial. Antoñico el Barbero y yo éramos los únicos que quedábamos en el tercer grado y D. Baltasar lo tenía bastante amargado; yo creo que le exigía más que a mí.  De hecho, cuando dábamos la lección, siempre le preguntaba a él; a mí me tenía como de reserva y sólo me preguntaba si se atascaba en algún punto. De esa forma, yo tenía bastante con saberme los detalles de la pregunta; el argumento era cosa del Barberillo.
Una mañana Antoñico llegó tarde.
- ¡Uf! Me he dormido. He tenido que echarme una garfá de agua y tomarme le leche deprisa para no llegar muy tarde.
D. Baltasar era comprensivo y no dijo nada, pero ¡ah! cuando llegó la hora de dar la lección y el Barberillo no se la sabía.
- Antonio, hay que estudiar más. Ya sabes que, mientras haya burros, siempre habrá quien vaya a caballo.
- D. Baltasar, si me he estudiado la lección; es que ahora no me acuerdo.
- ¿Cuándo te las has estudiado?
- Ayer por la tarde, D. Baltasar.
- ¡Cómo que ayer, si estuviste toda la tarde jugando al fútbol en el rebalaje!
- Bueno… y esta mañana.
- ¡Esta mañana! ¡Y has venido diciendo que te acababas de levantar!
- Es que he estado estudiando en la cama.

Se lo había puesto a huevo.
- Estudiante de balcón, terrao y cama… ¡macana!

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